El Gobierno pisó el freno de la inversión en obra pública luego de las elecciones

El desembolso del Estado en gastos de capital cayó 52% en octubre y 28,2% en noviembre de 2017, en parte también por un efecto estadístico; apuesta en 2018 al aporte privado.

Las elecciones tienen sobre la inversión pública en la Argentina un efecto similar al de la luna sobre las mareas. Se trata de una ley derivada de la física que se aplica a la economía más allá de quién ocupe la Casa Rosada. Tras los comicios de octubre, que le dieron a Cambiemos un amplio triunfo a nivel nacional, el Gobierno puso un pie en el freno en los denominados gastos de capital, donde figuran la obra pública y otra clase de desembolsos del Estado. En cambio, continuaron creciendo los gastos corrientes, que se destinan a pagar sueldos, entre otras cosas.

Los números dejan entrever que la administración de Mauricio Macri hizo un esfuerzo económico sobresaliente para volcar una frondosa cantidad de recursos a inversión en todas las provincias en el contexto de la carrera electoral, con incrementos que en algunos casos superaron el 150% en comparación con el mismo período de 2016, pero comenzó a moderar ese crecimiento en septiembre pasado (cuando ya todas las obras con las que quería llegar a las urnas estaban lanzadas), anotó un desplome de 52% en octubre y confirmó la tendencia en noviembre, con otra caída del 28,2%.

De esa manera, desde la contabilidad del Estado el año, hasta donde llega la información disponible, cerró más con la mirada puesta en atender el déficit fiscal mediante la desaceleración rápida de un convoy que se había lanzado a máxima velocidad sobre los rieles en la primera parte del año pasado.

Son inversiones que exceden lo que en términos técnicos se denomina obra pública. Pueden estar incluidas desde centrales eléctricas hasta la compra de material ferroviario.

Hay que hacer algunas aclaraciones para poner en contexto las cifras. Todas tienen que ver con lo que los expertos en números denominan «efecto estadístico». En parte, el crecimiento de la primera porción del año, en términos porcentuales, se muestra más pronunciado porque se compara con la etapa en la que Cambiemos recién desembarcaba en el Gobierno, con todas las demoras burocráticas que eso implica. Y en el desplome de octubre coinciden una desaceleración de recursos con un aporte que hizo el programa de crédito Procrear en el mismo mes del año pasado.

Ante la consulta de LA NACION, en el Gobierno informaron que desde la Subsecretaría de Vivienda se mantendrá en ejecución la construcción de 65.000 viviendas sociales con el objetivo finalizar unas 25.000 en 2018. «El presupuesto destinado a construcción de viviendas será de 15.500 millones de pesos. A esto hay que sumarle los 8500 millones destinados a la ejecución de los desarrollos urbanísticos. Hay unos 20.000 a la fecha para finalizar y entregar», dijeron.

Destacaron también el Plan Nacional de Agua. Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos, sumado Enohsa y AySA, habrá en ejecución para 2018 de unas 476 obras de agua potable y saneamiento y 130 obras de hídricos. El objetivo planteado para este año, según fuentes oficiales, es la finalización del 30% del total, es decir, unas 130 obras. El presupuesto del Plan de Agua 2018 es de 20.000 millones de pesos.

Por último, las fuentes incluyeron el Plan Nacional de Hábitat. Con un presupuesto de 8000 millones de pesos, la Subsecretaría de Hábitat tendrá en ejecución para este año 500 áreas de intervención en barrios y localidades vulnerables. Se inaugurarán de forma parcial y total unas 200 obras este año.

Por su parte, para Rafael Flores, presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), el freno de la inversión pública se debe a dos motivos. «Por un lado, tras las elecciones hubo una desaceleración del gasto», reconoce. Pero agrega que «la comparación se hace contra los mejores meses del año pasado. En la primera mitad de 2016 el gasto de capital estuvo contenido porque se empezaron a revisar los contratos que estaban vigentes de la administración anterior [algunos de ellos sospechados de corrupción y otras irregularidades]».

Pese a las consideraciones, las cifras marcan el principio de una tendencia. Sólo en los últimos tres meses de información disponible la Casa Rosada destinó menos recursos (reales, pero también nominales) a las inversiones del Estado. Esa caída está muy lejos del crecimiento constante que había mostrado ese ítem en los primeros ocho meses del año, con incrementos de hasta 159% en febrero.

Aun con el freno de los últimos meses, los gastos de capital del Estado en los once primeros meses del año pasado alcanzan los $ 169.151 millones, 19,4% más que en el mismo período del año pasado.

 

Relanzamiento en 2019

Para el economista Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres y Asociados, lo que ocurre con el gasto de capital no debería pasar, pero es habitual. Y agrega que desde las elecciones el Gobierno le quiere dar más peso al desarrollo de contratos de participación público-privada (PPP) para financiar obras por fuera del presupuesto de 2018, «lo cual termina reduciendo el gasto directo en obra pública».

Algo similar piensa Camino Tiscornia, de C&T Asesores Económicos. «El Gobierno aumentó mucho el gasto en obra pública por el año de elecciones. Durante 2018 se va a mantener, pero al ritmo de ahora; no va a aumentar. La apuesta es a los proyectos PPP. El Estado hizo una gran apuesta antes de las elecciones, pero pasadas lo están frenando un poco», insistió.

Otros documentos sugieren que, salvo un aluvión de proyectos de PPP, el Gobierno comenzará a cerrar un poco el grifo de las inversiones públicas en 2018, para relanzarlas en 2019, el año de las elecciones. Según se desprende de documentos oficiales a los que tuvo acceso LA NACION, se prevén para el año próximo inversiones por $ 48.285 millones, 253% más que en 2018.

Fuente: La Nación

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