Alerta en la construcción española: escasez de mano de obra calificada compromete la calidad de las obras

El sector de la construcción en España atraviesa una crisis silenciosa pero profunda: a la falta de viviendas se suma un problema estructural aún más grave para el desarrollo sostenible del rubro —la escasez de mano de obra calificada. La situación afecta no solo la cantidad de trabajadores disponibles, sino también los estándares de calidad en obra, impactando directamente en los tiempos de ejecución y en la confiabilidad constructiva.

Según datos de BBVA Research, la fuerza laboral joven ha desaparecido casi por completo de los sitios de obra. Mientras que en 2007 un 20% de los albañiles tenía menos de 30 años, en la actualidad ese grupo no alcanza el 5%. En contraposición, el 65% de los operarios supera los 45 años, lo que revela un proceso acelerado de envejecimiento y una notoria falta de recambio generacional.

Frente a este panorama, el rol del trabajador inmigrante ha ganado peso. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 25% de los albañiles en España son hoy migrantes. Sin embargo, los empresarios del sector advierten que esto no alcanza para revertir la crisis: “Hay mano de obra, pero no de calidad”, resumió un inversor inmobiliario entrevistado por el medio digital El Español. El principal obstáculo —agregó— es la dificultad para comunicar órdenes técnicas debido a la barrera idiomática y la falta de formación profesional en oficios específicos.

Uno de los factores que desalienta la incorporación de jóvenes al sector es el retroceso económico. Mientras que hace 15 años un albañil cobraba cerca de 2.000 euros mensuales, hoy el salario ronda los 1.200 euros por jornadas de 8 a 10 horas. A esto se suma la percepción de condiciones laborales exigentes, con poco margen de crecimiento y escasa formalización. El resultado es que el oficio pierde competitividad frente a otras salidas laborales con menor esfuerzo físico y mayor desarrollo profesional.

La falta de mano de obra calificada pone en riesgo tanto la calidad de ejecución como la viabilidad de los proyectos, especialmente en un contexto donde las constructoras buscan recuperar ritmo tras los vaivenes económicos de los últimos años. Expertos coinciden en que el sector deberá revisar sus condiciones contractuales, invertir en capacitación técnica y generar entornos de trabajo atractivos si quiere garantizar su sostenibilidad.

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