Debaten el futuro del dragado de la hidrovía: impacto económico, ambiental y potencial logístico para el norte santafesino

En una charla pública organizada por el Grupo Cosmopolita en la Biblioteca José Gálvez de Santa Fe, profesionales debatieron sobre el impacto económico y ambiental del dragado de la hidrovía Paraná-Paraguay. El encuentro, realizado ante una sala colmada, puso en foco las oportunidades y desafíos que enfrenta el sistema logístico fluvial argentino de cara a una nueva licitación para el mantenimiento y ampliación del canal navegable.
El ingeniero Guillermo Pagliettini, especialista en diseño y gestión de proyectos hidráulicos y ambientales, destacó que el modelo de dragado iniciado en 1995 redujo significativamente los costos logísticos, impulsó la radicación de puertos privados y cuadruplicó la capacidad de molienda en el sur santafesino. No obstante, advirtió que el país continúa operando bajo un esquema proyectado en los años ’90, cuando el calado aumentó de 22 a 31 pies, sin mayores actualizaciones estructurales desde entonces.
Pagliettini propuso llevar el canal navegable a 40 pies en el tramo Timbúes-Océano, lo que permitiría la operación directa de buques post-panamax (hasta 245 metros de eslora y 38 de manga), eliminando la necesidad de completar carga en puertos como Bahía Blanca o incluso en Brasil. Esta optimización podría traducirse en una reducción significativa del costo por tonelada transportada, particularmente en el caso de la harina de soja, con bodegas completas y menores fletes.
Desde una perspectiva ambiental, el ingeniero sostuvo que el impacto del dragado es mínimo, ya que afecta menos del 1% del área del río, y los sedimentos extraídos se depositan en zonas profundas del mismo cauce. Cuestionó algunas objeciones ecologistas al considerar que no tienen en cuenta el aporte del dragado a la eficiencia del sistema productivo nacional y al menor uso de recursos fósiles por unidad transportada.
El ingeniero Franklin Codromaz, por su parte, analizó la situación del puerto de Santa Fe y los puertos del norte provincial. Destacó que el canal de acceso al puerto santafesino, con un ancho limitado a 60 metros y sin dragado estatal al norte de Timbúes, mantiene a la terminal en un rol secundario. En este contexto, valoró el impulso del gobierno provincial para fortalecer el perfil barcacero del norte santafesino, con propuestas como el uso de barcazas autopropulsadas y sistemas de carga autónomos. Esta modalidad, según estimaciones presentadas, podría generar ahorros de entre US$500 y US$1.000 millones anuales.
Finalmente, los expositores coincidieron en que la decisión de instalar un puerto de gran calado en Santa Fe es política y estratégica, aunque advirtieron que la lógica del mercado será determinante. “Por un centavo de diferencia, un operador logístico cambia de terminal. Si realmente se desea ese tipo de puerto, que se llame a licitación y se vea cuántos privados están dispuestos a invertir”, concluyó Pagliettini.
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