Reformar antes de vender: qué mejoras aumentan el valor de una propiedad y cuáles pueden perjudicar la operación

Realizar mejoras estratégicas en una vivienda antes de ponerla a la venta puede aumentar su valor entre un 10% y un 15%, según especialistas del mercado inmobiliario. Los sectores que mayor impacto generan son la cocina, el baño y el living, siempre que se mantenga un criterio funcional y estético, sin caer en gastos excesivos que luego no se recuperen.

La reactivación del mercado de viviendas usadas, el regreso de los créditos hipotecarios y los incentivos fiscales para la refacción de inmuebles han incentivado las remodelaciones previas a la venta. Estas mejoras permiten destacar una propiedad en un contexto donde el stock de inmuebles en venta en CABA supera las 100.000 unidades y el plazo promedio para concretar operaciones ronda entre 12 y 15 meses.

Los expertos señalan que intervenciones bien planificadas pueden cambiar la percepción general de la propiedad: renovar muebles y artefactos de cocina, actualizar revestimientos y grifería en baños, y mejorar iluminación y pisos en el living son acciones concretas que elevan el atractivo sin necesidad de grandes obras estructurales. Sin embargo, utilizar materiales costosos o de lujo puede ser contraproducente, ya que no necesariamente se traducen en una mayor rentabilidad.

Los costos de remodelación varían según los materiales y la magnitud de la obra. Para una intervención básica, se estima una inversión mínima de $18 millones. Los valores promedio actuales son:

  1. Cocina estándar: entre $7 y $11 millones (u$s10.000 a u$s15.000).

  2. Baño completo: entre $4 y $6 millones (u$s5.000 a u$s8.000).

  3. Living (pintura, pisos, luminarias): entre $2 y $3 millones (u$s2.000 a u$s3.000).

En algunos casos recientes, las remodelaciones permitieron incrementar sensiblemente el valor de reventa. Un departamento de tres ambientes en Boedo pasó de venderse en u$s90.000 a cotizarse en u$s107.000 tras reformar baños, cocina y balcón. Un PH en Villa Ortúzar subió de u$s103.000 a u$s123.400 luego de una intervención similar, con una revalorización del 20%.

No obstante, no todas las reformas suman. Intervenciones superficiales o mal ejecutadas —como pintar sobre humedad sin reparar el origen o instalar materiales de baja calidad— pueden generar desconfianza y abrir espacio a negociaciones a la baja. También es fundamental evitar reformas estéticas que oculten problemas estructurales, como no renovar las cañerías antiguas al reformar una cocina.

En definitiva, renovar una propiedad puede ser una inversión rentable si se hace con planificación profesional y foco en mejoras funcionales. Una vivienda en condiciones óptimas tiene más posibilidades de venderse rápido y sin contraofertas agresivas, especialmente en un mercado que empieza a mostrar señales de recuperación y valorización sostenida.

Regístrese en

Las noticias más importantes, una vez por semana, sin cargo, en su email.

Complete sus datos para registrarse.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *