Dragado estratégico: cómo Jan De Nul sostiene la productividad en la Hidrovía y busca continuar
Desde hace tres décadas, la empresa belga Jan De Nul mantiene operativa la Hidrovía Paraná-Paraguay, arteria logística clave por la que se transporta el 80% de las exportaciones argentinas de granos y derivados. Su flota de dragas trabaja ininterrumpidamente a lo largo de los 1.240 km del corredor fluvial, entre Confluencia y el Océano Atlántico, removiendo sedimentos que podrían obstaculizar el tránsito de buques de gran calado. Actualmente, Jan De Nul se prepara para competir nuevamente por la concesión, confiando en su experiencia y en el respaldo de los principales actores del sector.
Una de las piezas centrales de este operativo es la draga Afonso de Albuquerque, con capacidad para transportar hasta 4.500 toneladas de sedimentos. Desde su cabina, operarios especializados manipulan una pala con cabezal de cuatro metros equipada con garras de acero, que remueve arena, arcilla y barro del lecho del río. Los materiales extraídos son aspirados por bombas y almacenados en una cántara, para luego ser depositados en puntos habilitados, respetando un protocolo ambiental certificado y actualizado.
El mantenimiento de la Hidrovía no solo busca mantener la profundidad mínima exigida para la navegación segura, sino también ampliar la capacidad operativa del canal. La meta es alcanzar un calado de 40 pies (12,20 metros) hasta el puerto de Timbúes, permitiendo así que los buques carguen mayor volumen y se reduzcan los costos logísticos. Jan De Nul dispone de cinco dragas operativas en distintos tramos del sistema y da empleo a 500 personas, que trabajan en turnos prolongados para garantizar la continuidad del servicio.
El nuevo proceso licitatorio, impulsado por la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (Anpyn), pretende dejar atrás un concurso anterior que fue anulado por presuntas irregularidades. Aunque once empresas adquirieron los pliegos, solo una —DEME (Dredging, Environmental and Marine Engineering NV)— presentó oferta, lo que despertó sospechas sobre la transparencia del proceso. El gobierno decidió excluir de esta nueva instancia a empresas estatales extranjeras, como la china CCCC Shanghai Dredging, con el fin de garantizar una competencia más abierta.
Entre las empresas que podrían competir por la nueva concesión se encuentran, además de Jan De Nul y DEME, las neerlandesas Boskalis y Van Oord, y la danesa Rhode Nielsen. Algunas de estas firmas proponen dividir el contrato por tramos, lo que permitiría adjudicar distintas secciones del canal a diferentes compañías. El equilibrio entre antecedentes técnicos y oferta económica será clave para definir el resultado, en un proceso que ahora cuenta con el respaldo explícito de usuarios de la vía —cerealeras, cámaras portuarias, bolsas de comercio— que valoran la previsibilidad que podría surgir de una estructura tarifaria consensuada.
La operación diaria de una draga como la Afonso de Albuquerque implica entre 10 y 12 ciclos completos de extracción y descarga, en jornadas de 12 horas continuas durante 21 días seguidos. Desde Timbúes hasta Punta Indio, donde el canal conecta con el Atlántico, el dragado es una actividad crítica para asegurar que los buques de gran calado lleguen sin inconvenientes a destino. Jan De Nul apuesta a renovar su compromiso con esta infraestructura estratégica, clave para el desarrollo exportador de Argentina.
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