Obra privada en pausa: el freno de la construcción se profundiza y Santa Fe resiste mejor por inversión provincial
El sector de la construcción atraviesa un escenario de actividad deprimida: a la parálisis de la obra pública nacional se suma ahora la desaceleración del frente privado, con impacto directo en empleo, consumo de insumos y cadenas proveedoras. Referentes empresariales señalan que desde hace meses muchas obras trabajan a menor ritmo, mientras nuevos desarrollos se posponen a la espera de mejores condiciones financieras.
Los indicadores operativos reflejan el cambio de ciclo. El consumo de cemento retrocedió desde picos superiores al millón de toneladas mensuales a alrededor de 700 mil, y el empleo registrado en el rubro cayó de 460 mil a 354 mil puestos. En términos de capacidad instalada, el sistema funciona 25%–35% por debajo de los niveles de 2023, con obras que ajustan cronogramas, certificaciones y curva de insumos para sostener caja y evitar paradas totales.
La retracción no obedece solo al congelamiento de contratos públicos nacionales: en el segmento privado se advierte menor tracción comercial, encarecimiento del financiamiento, mayor selectividad de inversores y reperfiles de proyecto (reingenierías para bajar CAPEX, etapas más cortas, y sustitución de materiales). En paralelo, la volatilidad de precios y la incertidumbre regulatoria dificultan presupuestar y mantener plazos.
En respuesta, la cámara empresaria propuso un Plan Federal a 20 años que prioriza: reactivación y terminación de obras avanzadas; reconocimiento de deudas; planificación de infraestructura estratégica; esquemas mixtos de financiamiento (PPP, concesiones, fideicomisos); estímulos al desarrollo inmobiliario y crédito hipotecario; y reglas de transparencia y previsibilidad contractual. El objetivo: estabilizar la demanda del sector y anclar decisiones de inversión de largo plazo.
La provincia de Santa Fe muestra un impacto menos severo por la continuidad de frentes provinciales que compensan parcialmente la caída nacional. Se sostuvieron obras carcelarias y de seguridad, mantenimiento vial en rutas provinciales, y la recuperación de proyectos inconclusos (como la tercera vía en la autopista Rosario–Santa Fe y defensas en el arroyo Saladillo). A esto se suman intervenciones a contrarreloj por los Juegos Odesur en Santa Fe, Rafaela y Rosario, que dinamizan gremios, corralones, metalmecánicas y montajes.
De corto plazo, las expectativas de rebote son acotadas: el presupuesto nacional 2025 asigna 0,6% del PBI a obra pública (vs. 0,7% en 2024), y el privado continúa selectivo. En este contexto, los contratistas optimizan flujos, renegocian plazos y priorizan obras con menor riesgo de cobro, mientras ajustan cronogramas de acopio para mitigar variaciones de precios y mantener equipos críticos ocupados.
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