diós a las persianas? Ventajas, desafíos y alternativas en el diseño contemporáneo según la arquitecta Amaia Elías

En el mundo de la arquitectura doméstica, pocos elementos generan tanto debate como las persianas. Aunque en muchos países europeos su eliminación es habitual, en España siguen siendo parte esencial del paisaje urbano. Amaia Elías, arquitecta e interiorista fundadora de Amai Studio, analiza las implicancias técnicas, culturales y energéticas de dejar atrás este clásico del diseño doméstico.
Desde el punto de vista del diseño, quitar las persianas permite fachadas más limpias y contemporáneas, favorece la entrada de luz natural y potencia los materiales y la sensación de amplitud en los interiores. “Tiene ventajas estéticas y funcionales claras”, afirma Elías. Sin embargo, el cambio no es sencillo en el contexto español, donde las persianas no solo bloquean la luz, sino que también transmiten seguridad y permiten una ventilación controlada, especialmente en climas cálidos.
Uno de los puntos críticos está en la eficiencia energética. Las persianas tradicionales generan puentes térmicos, especialmente a través del cajón, lo que contradice los principios de las envolventes térmicas estancas que demanda la arquitectura de obra nueva. En este tipo de construcciones, se priorizan sistemas alternativos que mantengan el aislamiento térmico sin renunciar a la regulación de la luz.
¿Qué se puede usar en su lugar? Elías sugiere varias alternativas contemporáneas:
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Estores tipo foscurite o blackout: permiten oscurecimiento total sin generar puentes térmicos. Para mayor efectividad, requieren guías laterales.
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Combinación de estor opaco y cortina decorativa: solución eficiente y cálida desde lo estético.
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Estores técnicos (como Polyscreen): filtran radiación solar, reducen el sobrecalentamiento y protegen el mobiliario.
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Cortinas venecianas: lamas orientables que permiten controlar la luz y aportar textura arquitectónica al espacio.
A pesar de las ventajas de estos sistemas, la resistencia cultural es fuerte. En España persiste el apego a la oscuridad total para dormir, al control de ventilación sin comprometer la seguridad y a la sensación de protección que ofrece una vivienda “cerrada a cal y canto”. Por eso, Elías plantea que la transición será progresiva y requerirá una labor pedagógica tanto desde el diseño como desde la comunicación con los usuarios.
Para decidir si eliminar las persianas, Elías propone considerar criterios como la orientación de la vivienda, el clima local, el uso de cada espacio, los hábitos personales y, por supuesto, la eficiencia energética. La arquitectura puede ofrecer soluciones más eficientes y luminosas, pero el cambio real también dependerá de nuestros hábitos y percepciones culturales.
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