Infraestructura rural en crisis: el campo reclama obras viales ante rutas deterioradas e inundaciones
Durante el 61° Coloquio de IDEA, los principales referentes del sector agrobioindustrial reiteraron un reclamo histórico: la necesidad urgente de inversión en infraestructura vial. En un contexto marcado por la paralización de la obra pública, ejecutivos de empresas líderes en producción, biotecnología y logística advirtieron que sin caminos transitables ni accesos eficientes a puertos, el país seguirá perdiendo competitividad en el mercado global.
El encuentro contó con la participación de 12 CEOs del sector, quienes plantearon la importancia de renovar rutas estratégicas y adecuarlas para el tránsito de vehículos pesados, como los bitrenes, que permiten optimizar costos logísticos. “Las rutas son una herramienta para bajar costos de manera directa. Necesitamos una red viable y segura”, señaló Ignacio Lartirigoyen, director de la firma homónima.
El deterioro estructural de la red vial es significativo. Según datos compartidos en el evento, Argentina posee cerca de 800.000 kilómetros de caminos, de los cuales 620.000 kilómetros aún son de tierra. Esta situación afecta directamente la operatividad en zonas rurales y compromete la conectividad entre centros de producción y nodos logísticos. “Más del 80% de la red vial del país sigue sin pavimentar. El impacto productivo es enorme”, alertó Gustavo Portis, CEO de BASF.
El problema se agrava con fenómenos climáticos extremos. En Buenos Aires, las recientes inundaciones afectaron más de 900.000 hectáreas, con consecuencias en más de 4 millones de hectáreas productivas que quedaron aisladas por caminos intransitables. “No se trata solo de campos bajo agua. No hay piso ni rutas para llegar. La logística se paraliza”, explicó Juan Farinati, CEO de Bayer, al referirse a los efectos en partidos como Carlos Casares, Bolívar, Bragado, Pehuajó y Roque Pérez, entre otros.
Ante la ausencia de un plan de obras activo, el sector analiza alternativas como la participación público-privada, aunque aclaran que este mecanismo no puede sustituir el rol del Estado. “La infraestructura debe ser una política de desarrollo. Necesitamos un Estado que invierta para mejorar la competitividad del país”, coincidieron varios de los ejecutivos presentes.
Este reclamo no se limita al agro. La industria de la construcción y el sector productivo en general también demandan una infraestructura moderna y sostenida, capaz de acompañar el crecimiento económico. Con recursos escasos, el desafío es definir prioridades: rutas rurales, accesos ferroviarios, caminos a puertos y conectividad multimodal son los puntos más críticos.
Entre los asistentes al encuentro se destacaron representantes de Adecoagro, Bayer, BASF, Corteva, Syngenta, CN Grupo, Tempra S.A, NUSEED, Lartirigoyen, Grupo Benetton y Milicic S.A. Todos coincidieron en un punto central: sin obras, no hay desarrollo sostenible ni competitividad exportadora.
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