Reforma en Palermo preserva un edificio patrimonial de 1929 y potencia su valor arquitectónico

En Palermo, un departamento ubicado en un edificio de 1929 bajo protección patrimonial fue reformado con el objetivo de actualizar su funcionalidad sin perder la impronta original. La obra se desarrolló en una construcción de estilo afrancesado diseñada a distancia por el arquitecto francés Henri Azière, que conserva carpinterías, celosías, herrajes y ventanas originales, todas distintas entre sí.

La intervención respetó la envolvente histórica del edificio, restaurando pisos de madera mediante pulido e hidrolaqueado, manteniendo molduras y recuperando carpinterías. También se unificó el criterio cromático interior con un tono neutro aplicado en todos los ambientes, pensado como fondo controlado para una importante colección de arte contemporáneo.

El cambio funcional más relevante se concentró en la cocina: se rediseñó y amplió tomando una antigua dependencia de servicio y su baño. Esta decisión permitió generar un espacio de trabajo más cómodo y acorde a un uso intensivo, con nuevo amoblamiento en MDF laqueado y herrajes específicos, concentrando el almacenamiento superior sobre una sola pared para liberar superficie mural destinada a obras de arte.

La ampliación incorporó las ventanas originales del área de servicio, que filtran la luz desde el patio interno y mejoran la calidad ambiental del conjunto. El diseño interior priorizó materiales nobles y texturas agradables, apoyado en una iluminación cuidadosamente planificada para alcanzar una sensación de confort cálido en dormitorios, estar y comedor.

En términos urbanos, el departamento capitaliza su entorno inmediato con visuales abiertas hacia el Ecoparque y el Jardín Botánico, integrando la vegetación de esas siete hectáreas al paisaje interior. El resultado es una vivienda que resuelve el desafío típico de los edificios patrimoniales: actualizar usos y confort sin sacrificar carácter ni elementos originales.