Arquitectura nórdica e identidad mediterránea en viviendas de bajo consumo en Cataluña

El estudio barcelonés dirigido por Anna y Eugeni Bach combina una mirada finlandesa, centrada en el confort interior, con la tradición mediterránea de entender el exterior como una extensión natural de la vivienda. Su práctica abarca desde proyectos urbanos y residenciales hasta interiores y diseño de objetos, integrando actividad profesional, docente, investigadora y cultural.

En el diálogo entre arquitectura nórdica y mediterránea, la arquitecta destaca que en el norte de Europa los edificios se conciben «de dentro hacia afuera», priorizando la experiencia de habitar y los espacios interiores frente a la mera representación formal. En el contexto español, en cambio, el clima y el paisaje favorecen que patios, cubiertas y porches sean los ámbitos más valorados de la casa, verdaderos espacios domésticos al aire libre.

Un ejemplo de esta síntesis es la Casa en Gaüses (2008), un pequeño estudio‑vivienda de bajo presupuesto (70.000 €), resuelto con muros de carga y soluciones tradicionales para ajustarse a un solar estrecho junto a una edificación existente. La volumetría responde a la normativa de cubierta inclinada y al entorno agreste, generando un perfil que se integra en el paisaje. La eficiencia climática se refuerza con doble cubierta ventilada y sistema de captación de agua de lluvia para el huerto.

La relación interior‑exterior en Gaüses se potencia mediante una gran esquina acristalada que se abre por completo a un porche ligero de caña y metal. La elección de materiales sencillos y una construcción ajustada a recursos limitados sintetizan una forma de proyectar que reivindica la tradición local: una arquitectura económica, precisa e inteligente, que cobra protagonismo tras la crisis inmobiliaria, pero que forma parte de la cultura vernácula catalana y española desde mucho antes.

Otro proyecto clave del estudio es la Casa MMMMMS, en Camallera (Girona), una vivienda de 300 m² que cumple con la normativa sin reproducir la estética de masía tradicional, reinterpretando en cambio el lenguaje del almacén agrícola. Un gran espacio central de doble altura aloja volúmenes menores (dormitorios, cocina, baños) que mejoran intimidad, iluminación cruzada y vistas al paisaje, diluyendo el límite entre interior y exterior. El diseño incorpora ventilación cruzada, lucernarios al norte, aislamiento reforzado, caldera de biomasa vinculada a paneles solares y captación de aguas pluviales para riego y aguas grises, utilizando materiales procedentes de industrias locales.

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