Villa Dana en La Moraleja: diseño pasivo para 22 ºC constantes sin climatización

Una vivienda en La Moraleja, Madrid, se presenta como caso concreto de arquitectura pasiva aplicada al confort térmico: Villa Dana. En pleno invierno, con temperaturas exteriores cercanas a 0 ºC, la casa mantiene 22 ºC constantes en su interior sin encender sistemas de calefacción, gracias a una envolvente térmica muy cuidada y a un diseño que prioriza la eficiencia energética.

El problema que aborda este tipo de proyecto es doble: por un lado, la dificultad de mantener una temperatura confortable sin disparar la factura energética, y por otro, la necesidad de reducir la dependencia de sistemas activos de climatización en un contexto de clima cada vez más extremo. Frente al uso intensivo de radiadores, bombas de calor y aire acondicionado, el enfoque pasivo busca que la vivienda se autorregule térmicamente.

En Villa Dana, la estrategia arranca en la envolvente: una construcción hermética y bien aislada reduce al mínimo las fugas de calor. Se añaden protecciones solares dimensionadas con precisión y un sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor, que renueva el aire interior aprovechando la energía ya existente. El resultado es un ambiente estable, sin picos de frío o calor, y con una reducción significativa de la demanda energética.

La organización funcional también responde a criterios climáticos. Las estancias de día se orientan al sur para captar ganancias solares gratuitas en invierno, mientras que los dormitorios se sitúan al norte, donde la temperatura es más uniforme. Voladizos, pérgolas y otros elementos de sombra se calculan para permitir la entrada del sol en los meses fríos y bloquearla en verano, priorizando el rendimiento térmico por sobre la mera composición estética.

El enfoque pasivo no se limita a obra nueva: se menciona la rehabilitación de viviendas existentes en Madrid, donde la mejora de la envolvente, el reemplazo de carpinterías, el aislamiento por el exterior, las fachadas ventiladas y la incorporación de ventilación mecánica permiten reducir hasta un 80% la demanda energética. A esto se suma el trabajo interiorista con materiales naturales, texturas cálidas e iluminación cuidada, siempre subordinado a una arquitectura bien planteada que garantice confort, salud y sostenibilidad.