Jordi Martí, arquitecto: “Los edificios con más de 50 años pueden convertirse en un lastre para las familias”

El envejecimiento del parque inmobiliario en España comienza a generar señales de alarma entre los profesionales de la arquitectura. Jordi Martí, arquitecto especializado en rehabilitación, advierte que una gran parte de los edificios construidos hace más de medio siglo podrían transformarse en una carga económica para sus propietarios si no se abordan con urgencia tareas de renovación y mejora energética. “Lo que no se cuida a tiempo, termina costando mucho más”, sintetiza.

Según datos recientes, más del 50 % de los edificios en España fueron levantados antes de 1980, en un contexto donde no existían exigencias normativas en materia de eficiencia energética. Estas construcciones suelen presentar fachadas sin aislamiento térmico, instalaciones obsoletas, filtraciones y sistemas de calefacción ineficientes, lo que se traduce en gastos crecientes para los hogares y un deterioro acelerado del inmueble.

Martí remarca que, si bien la propiedad sigue siendo un símbolo cultural fuerte en España, la falta de mantenimiento puede desvalorizar la vivienda y convertirla en una fuente permanente de gastos. Las derramas elevadas en comunidades que postergan las reformas, los costos energéticos desmedidos y la pérdida de confort son algunos de los síntomas visibles de un problema estructural que avanza con el tiempo.

En este escenario, los fondos europeos del Plan de Recuperación (Next Generation EU) ofrecen una vía de solución concreta. Estas subvenciones —gestionadas por las comunidades autónomas— permiten cubrir entre el 40 % y el 80 % del costo de una rehabilitación energética integral, alcanzando incluso el 100 % en situaciones de vulnerabilidad social. No obstante, la falta de información y el desconocimiento sobre los procedimientos impiden que muchas comunidades de propietarios accedan a estos beneficios.

Rehabilitar no es solo una cuestión de estética o de confort: es una inversión clave para proteger el valor patrimonial, reducir consumos y anticiparse a problemas mayores. Reformas que mejoran la envolvente térmica, cambian ventanas, modernizan instalaciones eléctricas o incorporan energías renovables permiten una revalorización real del inmueble en el mercado actual.

La advertencia de Martí es clara: ser propietario ya no es garantía de estabilidad si no se acompaña con visión de futuro y gestión preventiva. Frente a un parque envejecido y en muchos casos ineficiente, la rehabilitación energética se convierte en una obligación ineludible para evitar que las viviendas de hoy se conviertan en el lastre de mañana.

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