Los compradores de Caputo y Calcaterra apuestan a la obra pública

Los nuevos dueños de las firmas que vendieron el amigo y el primo de Macri apuntan a los proyectos de PPP.

«No se excluirá a conocidos del Presidente porque son argentinos. Yo conozco a muchísima gente». Con esas palabras, a tres meses de asumir, Mauricio Macri manifestaba su intención de no afectar los negocios de sus amigos y parientes. Pero los primeros episodios por conflicto de interés en Cambiemos trastocaron los planes de su círculo más íntimo, que tuvo que desprenderse de empresas para evitar polémicas.

El amigo del Presidente, Nicolás Caputo; su primo, Ángelo Calcaterra, y sus hermanos e hijos, herederos del emporio Socma, vendieron casi todas las firmas ligadas al Estado. Los compradores de esas empresas, sin ataduras, hoy se lanzan de lleno a la obra pública, el «fruto prohibido» para sus anteriores dueños. También a los proyectos de participación público-privada (PPP), la nueva «niña bonita» del Gobierno: el presupuesto de este año prevé 52 iniciativas por $2,18 billones.

La desarrolladora TGLT, que compró en US$109 millones el paquete mayoritario de Caputo Saicf, mejorará sus ganancias al tener su propia constructora. El «hermano de la vida» del Presidente tenía el 20% de las acciones, pero el estrecho lazo con Macri era una limitante para el negocio.

Conducida por Federico Weil, TGLT es un gran jugador del real estate. La empresa, que siempre se enfocó en grandes emprendimientos privados, hoy busca posicionarse también en lo público. «La compra de Caputo fue una decisión estratégica para asegurar capacidad de construcción en un entorno que crece muchísimo por la obra pública y por los créditos hipotecarios», señalaron desde TGLT a LA NACION. Y reconocieron: «Habrá oportunidades en la aparición de obras de mayor escala y dentro de los programas de PPP».

La misma proyección tiene Marcelo Mindlin, que compró Iecsa, la constructora que era de Calcaterra. Para despegarla de su historia ligada a los Macri, el dueño de Pampa Energía rebautizó la firma como Sacde. La empresa se transfirió con importantes contratos con el Estado, como el Paseo del Bajo y el soterramiento del tren Sarmiento.

Sacde construirá dos parques eólicos cerca de Bahía Blanca, dentro del plan de energías renovables fomentado por el Gobierno, con una inversión de U$130 millones. Y ya puso a trabajar a sus equipos técnicos para pisar fuerte en los proyectos PPP. «Será un nivel de competencia mayor, porque van a participar empresas mundiales», reconocieron en la firma.

 

A la venta

La llegada de Macri al gobierno complicó a su entorno desde el día uno. Calcaterra fue el primero en poner en venta Iecsa, un proceso que demandó varios meses. «Él no pensaba que el primo iba a llegar a presidente. El último día brindó con los empleados y se fue llorando», cuentan en su entorno.

Hoy está enfocado en la producción de papa en el campo San Fili, de Mendoza, para la marca Simplot, un emprendimiento que comparte con su hermano, Fabio, quien además compró hace un año el Banco Interfinanzas.

 

Para Caputo, en cambio, vender su constructora no implicó un gran costo personal. El empresario tiene un portfolio diversificado de inversiones en empresas que cotizan en la Bolsa y apuesta al sector energético a través de Central Puerto, la generadora donde es accionista minoritario.

Socma, de la familia Macri, se despegó de algunos de sus negocios incómodos tras el episodio del Correo Argentino. El proceso no estuvo exento de polémica. Macri fue investigado por la Justicia cuando su familia vendió su participación en Autopistas del Sol y fue denunciado por la compra y venta de los parques eólicos que impulsó el emporio familiar.

Fuente: La Nación

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