Buscan darle un fuerte impulso a la inversión en obra pública

Los grandes fondos ligados a esta actividad anticiparon que examinarán los proyectos durante la próxima reunión del G-20 en Buenos Aires; opciones para el financiamiento.

WASHINGTON.- El Gobierno percibe mucho interés y una buena oportunidad para avanzar, en el marco del G-20, en el impulso al financiamiento de inversiones en infraestructura y con impacto social, uno de los temas propuestos por la Argentina para su presidencia, que tendrá su punto culminante en la cumbre de mandatarios en Buenos Aires. Con esa idea, el Gobierno y el Banco Mundial organizan un evento para entonces: un encuentro con «los inversores institucionales más importantes del mundo», indicaron fuentes oficiales. La iniciativa surgió del presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim.

El ministro de Finanzas, Luis Caputo , dijo que ahora existe una mayor «conciencia» sobre la importancia de invertir en proyectos que tengan impacto directo en la vida de la gente. Insistió en que este escenario brinda «una buena oportunidad» para aprovechar ese impulso, consolidarlo y avanzar en el diseño de mecanismos que permitan canalizar más fondeo privado.

«Hay que juntarse, analizar, pensar. Estos foros son ideales para eso. Y aprovechar el momentum […] Se nota que hay mucha más conciencia en el mercado. Hay que tratar de llevar algo a la práctica, y que esto se transforme en algo, que no se desvanezca. Es importante concretarlo para que crezca en el futuro», indicó Caputo, en una breve ida y vuelta con la prensa argentina que cubre las reuniones del FMI y el Banco Mundial.

El fondeo de proyectos de infraestructura, un tema que la Argentina llevó a la agenda del G-20 de este año, acaparó gran parte del primer día completo de agenda de la delegación del gobierno de Mauricio Macri en Washington.

Hubo dos paneles, uno en el Banco Mundial y otro en la poderosa Cámara de Comercio (ver aparte), donde se hizo hincapié en el objetivo de involucrar a los inversores privados para apuntalar la obra pública.

Caputo participó del panel en el Banco Mundial, junto a Kim, en el que se discutió sobre el financiamiento de inversiones con impacto social y desarrollo sostenible.

Ese encuentro contó también con el presidente de la junta directiva de UBS, Axel Weber, y con Hiro Mizuno, director ejecutivo del fondo de pensiones de Japón, que maneja US$1 billón. Allí, el ministro insistió en que una de las ambiciones de la presidencia argentina es convertir la infraestructura para el desarrollo en una «clase de activo» para que más inversores puedan volcar fondos en esos proyectos. «Sabemos que es ambicioso», reconoció Caputo.

Esa idea fue compartida por Weber, cuyo banco, recordó, también administra US$1 billón en activos.

«La inversión sostenible debe convertirse en una clase de activo», afirmó el ejecutivo. Kim, quien sobre el final dijo que tenía una visión positiva sobre la Argentina, abogó por usar «todas las herramientas posibles» para garantizar que «la inversión fluya».

 

Apuesta por los PPP

El objetivo de largo plazo al que aspiran en el equipo económico es que los activos para inversión en infraestructura tengan un desarrollo similar al que tuvieron los papeles de deuda de los países emergentes.

El foco -y, a la vez, la dificultad- está puesto en algo que también mencionó Weber durante su presentación: la necesidad de tener «productos estandarizados» que tengan un piso de calidad y les garanticen a los inversores que el riesgo no supere un determinado nivel. Los fondos de pensiones, en general, solo pueden volcar su dinero en activos seguros.

Durante su breve exposición, Caputo volvió a promocionar el mecanismo que implementó el gobierno argentino para atraer inversores privados a los proyectos de infraestructura, conocido como PPP (participación público-privada). Reiteró que ya hay 60 proyectos previstos para los próximos cuatro años, que suman alrededor de US$30.000 millones.

El ministro advirtió sobre el «gran déficit» que existe en el financiamiento. Cada año se invierten unos US$2,5 billones, una cifra «significativamente inferior» a la que el mundo necesita para garantizar un desarrollo sustentable, dijo.

Del otro lado, graficó, hay unos 85 billones de dólares en activos bajo administración de fondos «ansiosos por invertir en plazos más largos y a rendimientos más atractivos», algo que podría ofrecer la inversión en infraestructura, y que hoy vuelcan su dinero en otro tipo de opciones.

Además del panel en el Banco Mundial, Caputo, que viajó junto a su jefe de Gabinete, Pablo Quirno, y al secretario de Finanzas, Santiago Bausili, participó de la 3a ronda de reuniones con sus pares del hemisferio occidental, Europa y Japón para analizar la crisis de Venezuela.

 

La discusión sobre el déficit

Ya sobre el cierre de la tarde, en otro panel en el Centro para el Desarrollo Global, junto a funcionarios de América Latina, Caputo volvió a defender la opción que el Gobierno tomó por el gradualismo, al afirmar que la actual administración no encontró el «espacio político o social para digerir un ajuste brutal» en el gasto público.

En medio de la discusión por el ajuste de las tarifas dentro de Cambiemos, Caputo afirmó que el Gobierno iría más rápido si pudiera.

Pero dejó instalada la idea de que eso no es posible en las actuales circunstancias. «Al hablar de bajar el gasto, podríamos haber ido con un ajuste brutal o elegir este sendero gradualista, que significa reducir nuestro déficit un punto por año. La realidad es que no había espacio político o social para digerir ese ajuste brutal que podríamos haber hecho en uno o dos años», explicó.

«Elegimos lo único que podíamos hacer, que es este enfoque gradualista», afirmó el ministro. «Si pudiéramos ir más rápido, lo haríamos», machacó, para mostrar que no fue simple cuestión de voluntad.

Fuente: La Nación

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