Alberto Fernández dividió el mundo de la obra pública

La infraestructura fue un ícono del kirchnerismo por varias razones. Les dio enormes alegrías, miles de fotos cortando cintas, incluso de proyectos sin terminar. La política no necesita final de obra. Pero, más allá de las sonrisas con casco de constructor, llevó presos a los alfiles de aquel esquema.

De regreso al poder con la presidencia de Alberto Fernández pretenden cambiar la fórmula. Nada de concentración de tareas y presupuesto en un funcionario y, además, figuras que no tengan sospechas de corrupción en los puestos claves.

Con esta idea, Fernández creó nuevamente el Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura y allí colocó a Gabriel Katopodis, el intendente de San Martín que dejará su cargo para ir a trabajar al gabinete nacional. Lo que todavía no está resuelto es cuáles serán las áreas que quedarán en sus manos.

La experiencia de entregar el manejo absoluto en pocas manos no resultó buena. Julio De Vido, el jefe de ese enorme exministerio, está encarcelado y reclama su libertad por considerarse un preso político y no un político preso. Uno de sus laderos, Ricardo Jaime, lo acompaña en prisión y también clama por salir de la cárcel. No es para menos, repasa sus viejos compañeros y la gran mayoría de ellos retozan por el regreso al poder. El otro ancho de espadas de aquella cartera, José López, ruega que sus antiguos jefes no vayan por la revancha después de que confesó delitos de obra pública a la Justicia.

Pero ese reparto, con el que ya probó el presidente Mauricio Macri, no ha funcionado hace poco tiempo. Y la pregunta que surge es si efectivamente ahora podrá con la burocracia que significa que los proyectos tengan dos o tres ministerios involucrados. Por ahora, Fernández usó la receta del primer gabinete de Cambiemos.

Katopodis, una de las caras nuevas del Gabinete

En principio, Katopodis, una figura conocida en la política bonaerense pero que se estrena en la cartelera nacional, tendrá Infraestructura. Pero que quede claro, a no ilusionarse con la grandilocuencia del cargo. En la práctica, el intendente recibirá una parte de lo que hasta ahora estaba concentrado en el actual Ministerio del Interior, Obras Públicas y Viviendas que maneja por unas horas más Rogelio Frigerio. Justamente la partición de funciones es una de las características de este diseño que propone Fernández.

Un tercio irá a parar a Wado de Pedro, que tendrá el Ministerio del Interior. La otra parte, la que tiene a su cargo el reparto y la ejecución de obras se divide en dos. Una mitad queda para María Eugenia Bielsa que será ministra de Hábitat y Vivienda. El resto, básicamente obras hídricas, a las oficinas de Katopodis.

El reparto de los «ravioles», como denomina la política a los cargos en el organigrama del Estado, generó que, ante la futura construcción de un barrio de viviendas, una obra pública menor, haya dos ministerios que tengan que intervenir. Por ahora, no interesa demasiado la productividad. La vida política entra en un éxtasis difícil de explicar cuando se reparten cargos y poco vale mirar el fracaso de un gabinete de diseño similar en las primeras épocas de Macri. Son días en los que cada uno que viene con un pagaré electoral es bien remunerado con algún «raviol».

En principio la confluencia de tareas ya generó que, al menos, se piense en una mesa trabajo conjunta para estos temas, o «un gabinete sectorial», según dijo uno de los funcionarios que estará involucrado.

La llegada de Malena Galmarini y la sombra de Massa

Sergio Massa, el marido de la futura presidenta de la sociedad, cobró bien su apoyo al frente que armó Cristina Kirchner. AySA ha logrado mejorar sus cuentas desde que Macri llegó al poder y es una de las joyas para la obra pública. «Es una empresa que desde hace décadas que tiene el mismo tipo de proyectos y entonces, cuenta con un buen plantel técnico. Los intendentes del conurbano siempre quieren obras de AySA porque saben que no les sale nada y que se empiezan y terminan siempre», dijo un uno de los jefes bonaerenses. Esa herramienta de política territorial está en manos de Malena Galmarini.

Pero, además, AySA tiene otra particularidad: presta servicios a toda la Ciudad de Buenos Aires, dominios de Horacio Rodríguez Larreta. Hay miradas atentas desde la sede de Parque Patricios a los movimientos de una de las principales prestadoras de servicios públicos de la Ciudad; el mundo Massa hará obras en el bastión de Cambiemos.

La disputa por los bienes del Estado

Santiago Cafiero tendrá bajo su control la Agencia de Bienes del EstadoSantiago Cafiero tendrá bajo su control la Agencia de Bienes del Estado Crédito: Facebook

Pero hay otro actor en este sector: Santiago Cafiero, a cargo de la Jefatura de Gabinete. Sucede que el integrante de la dinastía que inauguró su abuelo, Antonio, se quedó con una perla que todos buscaban hilvanar en su collar: la Agencia de Bienes del Estado (ABE). En rigor, no hubo cambios en esta parte del organigrama ya que permanece en el mismo lugar donde está ahora. La mayor inmobiliaria de la Argentina era pretendida por varios, pero quedó en manos del joven Cafiero. Otra cuña para Rodríguez Larreta: la discusión sobre la propiedad de los espacios y los lotes que quedaron debajo de los viaductos ferroviarios que se construyeron en los últimos años aún no está cerrada.

Al menos Hábitat y Vivienda e Infraestructura hicieron un intento por la ABE. «Como varios ministerios van a ir a buscar terrenos y propiedades ahí, incluso muchas intendencias, es preferible que quede en la Jefatura», se consolaba uno de los que golpeó la puerta.

Moyano y la preciada silla en Transporte

Katopodis tampoco tendrá Transporte. Trenes y colectivos quedarán en manos de Mario Meoni, otro massista que colocó el líder de Trigre. No las tiene fácil en esa área. El número dos, como secretario de Transporte, será Guillermo López del Punta, un hombre de plena confianza de Hugo Moyano. Hubo algarabía en los gremios, a tal punto que, mediante un comunicado, la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) festejó la designación de ambos.

López del Punta es una de las cartas que siempre trató de colocar Moyano cada vez que hubo nombramientos en el área de Transporte. Trabajó un año en el Ministerio de Planificación Federal bajo el mando de De Vido y desde hace seis, está en OCA, el correo privado que técnicamente está quebrado y que espera la salvación de la AFIP. Allí entrenó López del Punta para llegar al poder bajo la tutela de Moyano. Es posible que se festeje, también, con banderas violetas.

Un punto que se discute con bastante vehemencia es quién se quedará con Vialidad Nacional. Dinero, obras y penetración territorial; un presupuesto con brillo de diamante. Katopodis la quiere para su dominio; Meoni, también. Durante el último gobierno estuvo bajo el mando del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. Pero el destino de semejante organismo aún no está definido.

Meoni tampoco tendrá todas consigo. Al igual que en épocas de Florencio Randazzo, Aerolíneas Argentinas se tercerizó a manos de La Cámpora y la manejará Pablo Ceriani. Al exintendente de Junín lo secunda un moyanista y tiene al costado a la organización juvenil. Necesitará cintura.

De a poco, toma cuerpo un área clave de todo gobierno que llega al poder: la obra publica. Años de retraso en infraestructura se pueden ver a cada rincón del país. Pero como casi siempre en la historia, la política se impone. Y por ahora, la infraestructura es parte de la chequera con la que Fernández deja tranquilos a sus aliados electorales.

 

Fuente: La Nación

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