Solo cortes de cintas y anuncios  en lugar de obras

Santiago del Estero Peligrosos efectos de la desidia

ABANDONO. POR LA FALTA DE MANTENIMIENTO, HAY JUEGOS DEL PARQUE DE LOS NIÑOS QUE SON UN PELIGRO.

Una vez más es preciso referirse a las consecuencias del distorsionado concepto de gestión que marca el rumbo de la política de las obras públicas en la Provincia. La promoción que se les da a los cortes de cintas y anuncios de licitaciones e inminentes inicios de proyectos de gran magnitud acaso tengan, efectivamente, un alto impacto en el espíritu de un electorado formateado, a fuerza de maniobras publicitarias, en la espectacularidad. Sin embargo, al margen de los enjuagues que se sospechan detrás de las inversiones multimillonarias, la ruptura de la monotonía cotidiana que imponen incidentes a veces trágicos y otras, por suerte, al borde de la tragedia, permite inferir que resultaría más razonable enfatizar los esfuerzos en el trabajo que día a día demanda el mantenimiento de instalaciones de uso intensivo en lugar de magnificar supuestos megaproyectos.
El fin de semana pasado, una niña de apenas seis años sufrió lesiones gravísimas en sus partes íntimas en el Parque de los Niños, debido a los defectos de un tobogán. Si al funcionariato de Obras Públicas no le conmueven los peligros a los que su desidia exponen a los menores, al menos tendrían que considerar los costos para el erario: con toda la razón del mundo, los padres de la niña lesionada interpusieron una demanda contra el Estado de la que éste no tiene cómo librarse. Numerosos acontecimientos inducen a pensar que es inocuo apelar a la humanidad de algunos administradores de recursos públicos; tal vez haya mejor suerte si se subrayan los perjuicios económicos que se desprenden de la inoperancia.

Dado que una gran cantidad de chicos concurre al Parque de los Niños para dar rienda suelta allí a sus lógicos impulsos lúdicos, parece obvio que las instalaciones del lugar deben mantenerse en condiciones higiénicas y de seguridad mínimas. El Parque está localizado en frente mismo del CAPE, de manera que poco le costaría a alguno de los tantos agentes que se desempeñan en Obras Públicas, repartición responsable del sitio, constatar cada tanto si no hace falta ajustar algún tornillo o refaccionar alguno de los juegos. Cierto es que tan agotadores trámites no suponen multimillonarias licitaciones ni abren oportunidades para pegarle un tarascón a jugosas inversiones, pero al menos las familias catamarqueñas podrían asistir al espacio público sin temor a que sus hijos sufran severas heridas o sin tener que revisar el estado de los juegos que éstos vayan a utilizar. Esta omisión de la gente de Obras Públicas es más cuestionable si se tiene en cuenta la recurrencia de las quejas por el deterioro de las instalaciones del Parque y los reclamos para que se haga algo al respecto.

Como es habitual, luego del accidente Obras Públicas se sacudió las hitas y escenificó preocupaciones. Comenzaron a reparar los juegos, lo cual sería para destacar si no fuera porque para ello hubiera sido necesario el previo sufrimiento de una niña, que deberá someterse a cirugía reconstructiva para reponerse de las heridas. De acuerdo con los datos obtenidos sobre la ejecución del presupuesto para el mantenimiento del Parque de los Niños, suministrados a partir de un pedido de informes de la Cámara de Diputados, en 2012 solo se utilizó el 14,22%. Al 30 de noviembre de 2013, el presupuesto no se había ejecutado nada. Hasta el 31 de marzo de este año se habían gastado $300.000, solamente para luminarias. Las cifras complementan lo que puede constatarse con solo recorrer el predio. Las terribles heridas de la niña fueron producidas por tornillos sueltos del tobogán. Unos tornillos: ¿habría que hacer una licitación o un concurso de precios para tamaña nimiedad? Cuando ocurren las desgracias, los que posan como próceres para las fotos le echan la culpa a la suerte, lloran por los accidentes. Pero no se trata de accidentes; es lisa y llana inoperancia y angurria.

Fuente: El Ancasti

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