4000 Centros de la Primera Infancia (CPI)

Por un efectivo plan nacional de primera infancia

El actual gobierno nacional ha puesto en los años infantiles uno de sus objetivos educativos prioritarios. En coherencia con ese pensamiento, el Ministerio de Acción Social, conducido por Carolina Stanley, ha diseñado el denominado Plan Nacional de la Primera Infancia, cuyos fines son promover y fortalecer espacios de cuidado junto al abordaje integral de los niños en los primeros cuatro años, lo que implica un modo de asegurar la nutrición y la estimulación temprana con la participación familiar y comunitaria.

Con el propósito de concretar este ambicioso objetivo, se ha previsto la creación en el país de 4000 Centros de la Primera Infancia (CPI), que han de ubicarse especialmente en las zonas donde la niñez padece de mayor vulnerabilidad. Según está previsto, cada año empezarán a funcionar mil nuevos CPI, lo que supone completar la apertura de los centros en un lapso de cuatro años.

El plan formulado fue objeto de un análisis días atrás en la Usina del Arte. En esa ocasión, tres instituciones dieron a conocer sus observaciones críticas a un proyecto que está en sus comienzos, momento oportuno para servirse de aportes valiosos para perfeccionarlo. Al respecto, Sebastián Waisgrais, especialista en inclusión social de Unicef, informó acerca de datos que merecen especial consideración en el desarrollo del programa. Según estudios realizados por ese organismo, el 34,4% de los niños que habrán de recibir los beneficios del plan pertenecen a hogares pobres. Asimismo, el 70% de los chicos comprendidos en esas edades no concurren en la actualidad a ningún servicio educativo. Ambas informaciones constituyen condicionantes del proyecto que, según agregó luego, deberían considerarse para un abordaje integral de la edad.

Por su parte, Fabián Repetto, director e investigador de Planeamiento Estratégico de Cippec, sin dejar de celebrar el plan anunciado, hizo notar la dificultad de encontrar profesionales de calidad para asumir las tareas de los CPI, razón por la cual estimaba difícil el desarrollo generalizado del plan. Destacó al respecto que los obstáculos no se vinculan principalmente con la construcción de ambientes apropiados, sino con la capacidad del personal que asumiría la tarea, lo que obligaría a establecer claros estándares de calidad a fin de satisfacer las expectativas que suscita ese plan.

Un número importante de provincias -14 en total han adherido a la propuesta, pero disienten en aumentar la cantidad de CPI si no se trata el aspecto educativo con miras a ofrecer una propuesta integral. «Estos centros son típicas guarderías y tenemos que transformarlos en jardines maternales», fue la opinión de Maximiliano Ferraro, presidente de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología de la Legislatura porteña. Margarita Barrientos, conocida por su inestimable actividad en el barrio Los Piletones, consideró que lo más urgente en la primera infancia es la atención médica y la alimentación.

Importa completar este cuadro con las declaraciones de la ministra Stanley, quien juzgó el programa comentado como parte del objetivo de generar igualdad de oportunidades desde la primera infancia. Llamado Plan Belgrano, aspira a fortalecer las zonas más postergadas de nuestro territorio, empezando por las provincias del Nordeste y el Noroeste, para extenderse progresivamente a todo el país. Añadió que habrá un trabajo de capacitación específica para las organizaciones sociales y, también, de apoyo financiero para las provincias, municipios y organizaciones sociales a fin de contratar personal especializado. También se ha contemplado trabajar con la AMIA y la prestigiosa Fundación Navarro Viola en una propuesta llamada «Aprendiendo en casa», dedicada a los niños cuyos padres prefieren no enviar a sus chicos al CPI. Anunció también la ministra la preparación de un plan adicional para la apertura de 3000 jardines de infantes en todo el país.

En suma, se abre un panorama muy auspicioso de realizaciones en beneficio de los primeros años de la infancia, lo cual redundará en favor de las familias y las comunidades. Desde luego, se deberán atender las críticas expuestas, a fin de reducir errores y evitar omisiones significativas en una etapa tan rica como los primeros cuatro años de vida. Esa revisión razonable del proyecto permitirá afirmar sus posibilidades de éxito, pues el examen de las observaciones formuladas habrá de beneficiar a la infancia y a las familias con dificultades diversas para cuidar y proveer al desarrollo saludable de sus hijos, o sea, de nuestras futuras generaciones.

Fuente: La Nación

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