Menos proyectos pero grandes

La tendencia muestra desarrollos de mayores dimensiones, una proyección de que se da a nivel global, con complejos de vivienda en grandes superficies, a mayor escala. Se ponderó la ejecución ya contratada de 630 unidades a construirse en Rosario.

Las hormigoneras en Rosario tienen menos trabajo que el año pasado, pero cuando lo tienen, se trata de obras más grandes. Señal de que el mercado demuestra cierta tendencia a la concentración de la actividad. Es la conclusión que connota el informe de «Bien Real», tal como denominan firmas inmobiliarias y constructoras al espacio común que formaron.

Entre la segunda mitad de 2015 y el primer semestre de 2016, la expedición de permisos de edificación se desaceleró, pero en cambio registró un aumento en la dimensión de las obras encaradas. Menos proyectos, pero más grandes.

Según la Dirección de Obras Particulares de la Municipalidad, de 1333 permisos otorgados en aquel período esa oficina autorizó 1032 en los primeros seis meses de este año. Trescientas obras en construcción menos es la diferencia en la actividad de la cadena de la vivienda. No obstante, puestos a observar esta economía desde la superficie a construir, el diagnóstico es distinto: durante el segundo semestre del año pasado los 1333 permisos sumaron 298.133 metros cuadrados a edificar; mientras que en este año, 300 obras menos, los proyectos autorizados sumarán 331.328 metros cuadrados. Un crecimiento de 33.195 m2 totales en lo que va del año. Una facturación global de 2.300 millones de pesos por parte del sector, casi el 3 por ciento de la economía total de Rosario.

«La tendencia muestra desarrollos de mayores dimensiones, una proyección de que se da a nivel global, con complejos de vivienda en grandes superficies, a mayor escala», señala el informe. El estudio abarca la evolución de la iniciativa privada y también de la obra pública en materia de vivienda. Ambas variables explican los más 8 millones de m2 construidos en los últimos diez años, de los cuales la mitad se construyó sólo en los primeros tres. «Es mejor tener un equilibrio, un desarrollo de la actividad más sustentable, al menos para nosotros, que somos empresas que construyen vivienda», reclamó Angel Seggiaro, de la Asociación de Empresarios de la Vivienda.

Por esa necesidad, el sector depende en gran parte de cuánto destine el Estado a la construcción de viviendas. Por eso el gerente de la Cámara Argentina de la Construcción en Rosario, Rubén Llenas -que agrupa a las empresas que participan de las licitaciones de obra pública- ponderó la ejecución ya contratada de 630 unidades a construirse en Rosario. «No sólo por el aporte a las familias que necesitan un hogar, sino porque la vivienda además tiene un nivel de empleo muy superior a cualquier otro segmento de la industria de la construcción. Es mano de obra intensiva, a diferencia de otro tipo de obra», dijo.

El informe de Bien Real revela, además, otro rasgo de la economía local entre la última mitad de 2015 y la primera de 2016: una caída del 14 por ciento en las escrituras de compraventa de inmuebles. Mientras que en Rosario se rubricaron 7.454 escrituras durante el segundo semestre del año pasado, en el primero de 2016 se firmaron 6.402. Añadieron un dato más: esa cantidad de transacciones representó un movimiento de 2.668 millones de pesos, un promedio de 417.000 pesos por cada propiedad negociada.

Para la integrante de la CEIR, Mariana Martínez, «las ventas han mejorado en estos últimos dos meses, hay muchos más llamados por consultas, y la gente se animó a concretar. La mayoría ronda en unidades de un dormitorio o monoambiente para renta, entre 800 mil pesos y 1,2 millón».

Fuente: Página 12

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