Restaurarán un palacio en Retiro

Un palacio de fines del siglo XIX en el barrio de Retiro será restaurado y se convertirá en un museo interactivo de parques nacionales.

El palacio Haedo, una residencia aristocrática del siglo XIX que aloja la sede de la Administración de Parques Nacionales (APN), en el barrio de Retiro, será puesto en valor por el Gobierno nacional. Desde hace décadas, el edificio exhibe un gran deterioro y sufre desprendimientos de materiales de la fachada.

La icónica casa de la familia Haedo es la más antigua del entorno de la plaza San Martín. Debido a su valor histórico y a su peculiar estilo neogótico, fue declarada Monumento Histórico Nacional. En los próximos meses, se licitarán obras para restaurarla y transformarla en un museo interactivo de parques nacionales, destinado a investigadores y a turistas interesados en las áreas naturales protegidas de nuestro país.

El origen de esta pequeña mansión situada en avenida Santa Fe 690 está rodeado de secretos. Se desconocen el nombre del arquitecto que la diseñó y la fecha exacta en que se construyó; algunos registros indican que data de entre 1862 y 1865.

Abarca por completo una pequeña manzana triangular comprendida por Marcelo T. de Alvear, Maipú y Santa Fe. Mariano Haedo, un empresario vinculado a los ferrocarriles, compró la casona cuando azotaba la fiebre amarilla y la gente de la clase alta huía de otras zonas para construir lujosas mansiones en Retiro. Su familia fue la primera en habitar el inmueble.

El edificio permanece escondido detrás de andamios y bandejas que sostienen los materiales eyectados desde lo alto. Si bien en 2013 se llamó a licitación para reparar el frente, la actual gestión rescindió los contratos. El subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Jorge Sábato, informó a La Nación que en marzo llamarán a una nueva licitación. Calculan que la obra estaría concluida dentro de dos años.

«El palacio Haedo es una joya arquitectónica del barrio de Retiro, al igual que el edificio Kavanagh, el hotel Plaza, el Palacio San Martín y el palacio Paz. Es una obra a la que en 50 años jamás se le hizo un mantenimiento preventivo. Comenzaremos cuanto antes con una serie de medidas correctivas», explicó Sábato a La Nación. Según Gerardo Bianchini, vocal de la APN, la caída de materiales del exterior representa un peligro: «Las balaustradas y las mansardas de la parte alta están precariamente sujetas por clavos y alambres oxidados. Fue en los 80 cuando se empezó a venir abajo», recordó.

El palacio tiene 1500 m2 cubiertos distribuidos en cinco pisos, aún subsisten elementos decorativos que permiten un acercamiento a cómo era la vida de la aristocracia argentina por ese entonces: pisos de roble de Eslavonia, vitrales, escaleras de mármol Botticino y la boiserie, especialmente en la planta principal del primer piso. El resto de las habitaciones, tanto las que pertenecían a los dormitorios de la familia como las del personal de servicio y que ahora son oficinas, están ubicadas en los pisos superiores. También conserva un ascensor Otis original, considerado uno de los más antiguos del país.

El frente principal fue construido mirando a Santa Fe y, para darle jerarquía, en los años 30 en las ochavas fueron colocadas torretas asimétricas coronadas con agujas. Fue durante una remodelación que buscó revertir el estilo barroco anterior del palacete y darle otro neogótico. Se agregaron nuevas plantas, un segundo y un tercer piso y una mansarda con tejas de pizarra, un revestimiento símil piedra y ornamentos de estilo en los balcones.

La terraza del palacio Haedo tiene una vista única: permite ver la frondosa arboleda de la plaza y los edificios que la rodean.

En cuanto al futuro museo, Sábato explicó a La Nación que la intención es crear un moderno centro de interpretación de parques nacionales donde la gente pueda observar y estudiar en forma interactiva el funcionamiento y las características de cada uno de los existentes en todas las regiones del país, como también de los monumentos naturales y de las reservas. Asimismo, los sistemas interactivos darán cuenta de los proyectos y programas de conservación en desarrollo y de la labor que cumplen los guardaparques.

Transformar el interior demandará, en primer lugar, tirar abajo la gran cantidad de tabiques divisorios que se colocaron para crear espacios destinados a lugares de trabajo. Sucedió a partir de 1942, cuando el Estado le compró la casona al Banco Popular para transformarla en sede de la APN. En los considerandos del decreto de adquisición, el organismo remarcó que se trataba de una manera de proteger el valioso inmueble y evitar así que fuera demolido para construir modernas torres. En 1999, una empresa privada intentó comprarlo, pero los trabajadores del organismo se movilizaron y evitaron la venta.

 

Fuente: nueva-ciudad

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