Cartellone y Pescarmona venden la empresa que maneja el dique Potrerillos

BAF, un fondo de capitales argentinos, adquirió el 100 % de las acciones de Cemppsa. No obstante, los directivos actuales del consorcio seguirán en la conducción.

Dicen los que siguieron de cerca la negociación que mucho tuvo que ver el interés de Cartellone de apartarse del negocio energético, así como lo hizo del agroindustrial; tanto como el afán de Impsa por cerrar el proceso de reestructuración de su deuda de más de U$S 1.100 millones que la mantuvo en vilo desde 2104.

Ambos fueron dueños del 100% del paquete accionario de Cemppsa (Consorcio de Empresas Mendocinas Por Potrerillos SA), que hizo y administró  en los últimos 20 años el dique embalse Potrerillos, desde el primer día hábil de julio en manos de un fondo inversor de origen argentino.

Al momento de cerrarse la transacción con BAF, una alianza que pone la mira en inversiones estratégicas mayormente del sector energía, Cartellone detentaba el control con el 70% del consorcio, en tanto que Impsa poseía el restante 30% de acciones Clase B, C, D y E, mientras que las A pertenecen a la Provincia.

Desde JCCC (José Cartellone Construcciones Civiles), confirmaron a Los Andes su vocación de reconcentrarse en la obra pública, tanto en el país como en el exterior. De hecho, no sólo se desprende de Cemppsa sino que en la operación de traspaso de activos incluyó también a Hidronihuil S.A, la sociedad a cargo de una de las centrales hidroeléctricas del Sur mendocino.

Según Pablo Pérez Burgo, gerente general de la compañía, «como empresa seguimos apuntando a afianzarnos en el sector de la construcción, que ha sido siempre nuestro principal expertise. Tenemos por delante muchas obras, y en tal sentido también tuvo incidencia el tema financiero».

Cabe mencionar que los ahora ex socios también están vinculados, directa o indirectamente, a otro proyecto energético clave para Mendoza como la postergada represa Los Blancos. Pesa a haber quedado afuera de la competencia en cuanto a ofertas en aras de la misma Cartellone, que finalmente resultó adjudicataria, Impsa acordó ser subcontratista.

Entre las condiciones que se reflejaron en el trato final con BAF se incluyó que el cambio accionario no se traslade al manejo operativo. De ahí que el histórico gerente de Cemppsa, Antonio Torre, seguirá al frente, al igual que otros mandos jerárquicos y técnicos.

Para Impsa, en tanto, la decisión, como la del APE (Acuerdo Preventivo Extrajudicial) por el cual cede 65% de su capital a acreedores diversos, es bienvenida porque le asegura oxígeno en busca de mantenerse en actividad.

Hernán Iglesias, nexo de Impsa con el mercado de capitales, ratificó la venta de la totalidad de su cuota ( un 30%) en Cemppsa, a los nuevos controlantes.

La operación «ha sido realizada bajo la oferta recibida más conveniente, como un medio para mantener la operatividad de la empresa, principal objetivo de la reestructuración tanto para la Sociedad como para sus acreedores», informó la firma a través de un escrito con la firma de Iglesias.

Por exigencia del Segundo Juzgado de Quiebras de Mendoza, a cargo de Gloria Cortés, la transacción debió esperar el OK del Comité de Acreedores dentro de Acuerdo Preventivo Extrajudicial que Pescarmona presentó a mediados de junio para su homologación.

Es la segunda vez en 3 años que Industrias Metalúrgicas Pescarmona tiene la posibilidad de vender su parte como operador de Potrerillos. Vale recordar que en 2014, cuando ya estaba en default, el gobierno de Francisco Pérez le hizo una oferta equivalente al 60% de lo que había invertido en su momento como forma de salvataje.

Aunque la confidencialidad del acuerdo impide conocer por ahora la cifra de la operación, los números que involucró la génesis de Potrerillos son un buen indicador.

La represa costó casi U$S 312 millones. A fines de 2014, la Provincia le propuso a Pescarmona quedarse con su 30% por el equivalente a poco más de la mitad del capital comprometido en el proyecto, aproximadamente U$S 25 millones. La gestión no prosperó.

El Fondo BAF (Buenos Aires Factoring Capital). No obstante, se muestra como inversor y financista de oportunidades estratégicas del sector energético, y también en otras de alto riesgo.

De hecho, aparece asociado a SanCor, de quien es acreedor de 60 millones de dólares a tasas muy superiores a las de mercado.

 

Un proyecto energético al que le quedan cinco años de concesión

En diciembre de 1997, el gobierno de Arturo Lafalla concesionó por 25 años prorrogable  por 3 períodos más de 5 años cada uno para proyectar, construir, operar y transferir el Complejo Hidroeléctrico Potrerillos al Consorcio de Empresas Mendocinas Potrerillos SA, Cemppsa, una corporación argentina compuesta por José Cartellone Construcciones Civiles SA, Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA y la Provincia. El contrato se firmó el 4 de diciembre de 1997.

En el proyecto fijaba la construcción de una presa a través del río de Mendoza como recurso para la generación de energía, la irrigación y la prevención de inundaciones, además de la construcción de una nueva central hidroeléctrica y la mejora de una central hidroeléctrica existente, elevando la capacidad corriente de 60 MW a 183 MW de potencia instalada.

También comprende la operación del complejo hidroeléctrico, sobre un lago de 15 kilómetros cuadrados y tres centrales eléctricas: (1) Nueva Cacheuta, (2) Alvarez Condarco, rehabilitada a nuevo, sobre el río Mendoza, y (3) Carrizal. La capacidad instalada combinada originalmente era de 60 MW, generando 285 GWH/año.

Objetivos: a) proporcionar una fuente confiable de agua para beber y para el uso industrial (actualmente en 3 m3/seg que se incrementarán durante la concesión hasta 7 m3/seg, estimándose en 13,5 m3/seg para otros usos no consuntivos hasta 2020.

  1. b) Regular las aguas del Río Mendoza, el río no regulado más grande en la región, con 1,6 millón de habitantes y aproximadamente 80,000 hectáreas bajo irrigación, a las que se garantizaba 70% de disponibilidad de agua (hasta entonces, 30.000 con 30% garantido).
  2. c) Generar hasta 25% de la energía consumida por la Provincia y podrá abastecer a toda la región de Cuyo.
  3. d) Un sistema de contención aluvional para evitar inundaciones.

Qué exigió el contrato: que Cemppsa construyera la central eléctrica Nueva Cacheuta y modernizara e incrementara la potencia de la central eléctrica Alvarez Condarco, aumentando la capacidad a 110 MW y 56 MW respectivamente. Carrizal mantuvo su capacidad de 17 MW. Las tres plantas generan un promedio de aproximadamente 862 GWH/año.

El transporte de energía de la central Nueva Cacheuta se efectúa por una línea de alto voltaje (132 kV) de 15 kilómetros de longitud, para conectar dicha central con la red de distribución nacional en la subestación Luján de Cuyo.

La construcción: empezó en diciembre de 1998. La central Cacheuta se concluyó el 8 de noviembre de 2002 y Álvarez Condarco fue puesta en marcha el 10 de noviembre de 2003.

Fuente: Los Andes

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