Esperan que el plan de obras públicas atraiga a grandes constructoras globales

El Gobierno y la cámara dicen que serán claves para el financiamiento en los programas público-privados (PPP); las locales actuarán como subcontratistas, con al menos un 33% del proyecto

CÓRDOBA.- Las empresas constructoras argentinas participarían como subcontratistas o asociadas a firmas internacionales de mayor envergadura en las iniciativas de participación público-privada (PPP), un modelo para el que el gobierno nacional ya tiene unos 60 proyectos en carpeta por US$ 26.000 millones.

Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, realizó la estimación sobre el rol de las firmas argentinas en esta nueva etapa. En diálogo con LA NACION, ratificó el apoyo del sector al PPP como un modelo «muy importante para complementar la inversión estatal» -en experiencias a nivel internacional representa el 20% de lo destinado a infraestructura-, pero advirtió que es un «proceso lento, no es sencillo».

Weiss, que participó de la IV Jornada de Infraestructura organizada por la Cámara de la Construcción delegación Córdoba, sostuvo que los bancos y fondos de inversión que financian obras realizadas bajo el formato PPP «eligen grandes compañías internacionales, de las que las argentinas podrán ser subcontratistas».

El PPP es «un negocio financiero, no de producción», definió, y admitió que se están explorando posibilidades para que algunas empresas nacionales puedan asociarse a esas «grandes». El mecanismo permite que el sector privado financie una obra de infraestructura y que se repague a largo plazo; el Estado no pone recursos hasta que el trabajo contratado se termina.

Ricardo Delgado, subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal, dependiente del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, indicó a este medio que el modelo exige un componente nacional mínimo no inferior al 33%: «Es un paso inicial importante evitar que la infraestructura sea sólo ejecutada por compañías extranjeras».

Agregó que las modalidades contractuales previstas son «muy flexibles» para posibilitar que se adapten a diferentes obras y condiciones. «La participación del exterior tiene que darse, si no el país no podrá dar el salto que requiere; si no, no hay estructura financiera que pueda sostener lo que se necesita; lo que queremos es que la torta se amplíe», agregó Delgado.

Para Weiss, hay «algunos nichos» que generan más interés, como las rutas, obras hídricas y las relacionadas con el sector energético. Entre las iniciativas definidas por el Gobierno figuran, por ejemplo, la construcción de 2800 kilómetros de autopistas, 4000 kilómetros de rutas, construcción y mejora de cárceles y hospitales y ejecución de nuevas líneas eléctricas de alta tensión. «No perdamos de vista que será un proceso lento porque es complejo; hay que alcanzar muchos acuerdos antes de empezar la ejecución», subrayó. De los 52 proyectos PPP incluidos en el presupuesto 2018 enviado al Congreso, una decena tiene como fecha de terminación el año 2020.

«Las empresas nacionales tenemos vocación de construir y de gestionar en los casos que sea necesario, pero quienes financian buscan a las más importantes a nivel mundial», insistió el empresario.

Delgado admitió que en el Gobierno son «conscientes» de que el modelo «no resuelve de un día para el otro» los problemas existentes. «Hay que reconstruir confianza», sostuvo.

En Interior también se analiza que el PPP pueda aplicarse a planes de viviendas. Consultado sobre el tema, Miguel Camps, presidente de la Asociación Empresaria de la Vivienda, afirmó que el punto crucial es a qué mercado se apunta. «En el extremo de un proyecto social, veo más un esquema tradicional de las constructoras como contratistas. En el caso de la clase media, hay financiación con el Banco Nación y el desarrollador sale un poco de escena, es más un plan para una constructora».

Javier Cao, líder de Proyecto de la consultora Abeceb, describió como «muy probable» el escenario que proyecta Weiss: «Si en materia de obra pública el acceso a financiamiento es definitorio, en este caso en particular lo es más porque la propia empresa debe conseguirlo. Si, además, es una iniciativa importante, la posibilidad de que sean firmas regionales o internacionales, crece». El tamaño de la licitación es relevante porque en las obras más grandes «aumentará el interés» de jugadores de peso, que «puede que ni miren otras más chicas, donde se incrementarán las chances para las nacionales».

Gustavo Ortolá, director de Go Real State, de la Corporación América, coincidió en que el financiamiento es un «ingrediente clave» y que, aunque «hay muchos inversores mirando» a la Argentina, todavía faltan resolver algunas cuestiones importantes, como la nueva ley de mercado de capitales, que está trabada en Diputados.

 

Las claves de la iniciativa

Socios privados

El modelo de participación público-privada (PPP) le permitirá al Gobierno tener financiamiento de bancos y empresas para grandes obras de infraestructura.

Crédito

Las constructoras nacionales creen que tendrán dificultades para conseguir el financiamiento para sumarse.

Participación

Esto ya está generando la atracción de las grandes constructoras internacionales. Para darles cabida a las locales, el modelo impulsado por el Gobierno exige una participación mínima del 33% de firmas argentinas.

Modelo regional

En Chile y en Uruguay, las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones son las principales financiadoras de los PPP.

Fuente: La Nación

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