Creen que la construcción tocó piso y muestra señales de una lenta recuperación

Tras un primer bimestre con datos mensuales desestacionalizados positivos, algunos indicadores reflejan que en marzo el sector habría consolidado su avance.

Los avances son muy graduales. No sería esperable otra cosa en un contexto de inestabilidad macroeconómica, altas tasas de interés y volatilidad en el dólar. Pero hay elecciones y la construcción es el proselitismo más visible.

En el Gobierno dicen que las provincias están moviendo la obra pública. La Nación también lo hace, bajo la mirada del FMI. Pero aprovechando el abaratamiento del costo de la construcción en dólares, el sector privado encontró un piso y empieza a moverse. Un indicador de la industria reflejó en marzo un alza del 9,6% sobre febrero, en la medición desestacionalizada.

 

En febrero la industria siguió trabajando a media máquina

Luego de un primer bimestre de malos datos interanuales (los primeros meses de 2018 habían sido muy buenos), pero de una recuperación mensual desestacionalizada en los números que procesa el Indec sobre el sector de la construcción, los economistas no querían aventurarse sobre qué verían en marzo, mes en el que volvieron las dudas con el dólar y en el que la tasa de interés se volvió a disparar.

Sin embargo, el Índice Construya (IC), que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción que fabrican las empresas líderes (ladrillos cerámicos, cemento Portland, cal, aceros largos, carpintería de aluminio, pisos y revestimientos cerámicos, adhesivos y pastinas, pinturas impermeabilizantes, sanitarios, grifería y caños de conducción de agua), reflejó que las ventas de insumos de esas compañías mostraron un aumento de 9,65% desestacionalizado en marzo frente a febrero. Cayeron, claro, un 16,3% frente al mismo mes del año pasado, lo que demuestra que el nivel del sector continúa siendo aún bajo.

«En marzo hay un mejor nivel de actividad», afirmó a La Nación Pedro Brandi, presidente de Construya. «El mercado no está nada fácil, pero creo que se encontró un piso, y gradualmente debería empezar de nuevo a subir muy tranquilamente», agregó el ingeniero.

«El poder adquisitivo está muy golpeado y las tasas están por el cielo. Es un contexto muy negativo para la construcción, pero creemos que pasó lo peor», reiteró Brandi. La importancia del Índice Construya radica en que releva las ventas al sector privado, que representa, a su vez, el 75% del total del rubro construcción en la Argentina. «Un 20% de las ventas son para refacciones y autoconstrucción», explicó Brandi, y agregó: «Esto está muy golpeado por la caída del poder adquisitivo». Un 50% de las ventas son para viviendas unifamiliares y estas repuntarán gracias al campo, el petróleo y el turismo. El 30% restante tiene que ver con los grandes proyectos de edificación. «Si se toman decisiones sobre estos proyectos van a tardar seis meses en verse», explicó Brandi.

El último Índice Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC), el de febrero, mostró un dato que puede ser revelador al respecto. Los permisos para la construcción de obras privadas suelen anticipar la dinámica del sector con un rezago de alrededor de seis meses. En febrero se autorizó la construcción de 702.000 metros cuadrados, 36,6% más que un año atrás.

«Hay algunos proyectos puntuales que se ven beneficiados», dijeron en la Casa Rosada sobre el sector. «El metro cuadrado de construcción cuesta menos a partir del abaratamiento relativo en dólares del costo de la construcción», analizaron. Estimaron que esto puede apuntalar algunas pequeñas refacciones, viviendas individuales y proyectos en pozo, claves en el sector privado.

Sin embargo, reconocieron que el sector «no atraviesa el mejor momento, sobre todo por las altas tasas». Pese a ese contexto, en la Casa Rosada confían en que el dato mensual desestacionalizado de marzo se mantendría en positivo.

Para que eso ocurra, en el Gobierno confían en que los gobernadores quieran ganar sus elecciones. Con mayor margen fiscal, el año electoral comenzó a acelerar la obra pública en muchos distritos provinciales y municipales. La administración central también hace fuerza dentro de lo que permite el presupuesto y el ojo vigilante de Christine Lagarde en Washington.

«La obra pública se había ralentizado mucho a fines del año pasado. Había pagos atrasados. Ahora algunas se están moviendo de nuevo porque pagaron. Se pusieron al día», explicó Miguel Ángel Rodríguez, presidente de Sinteplast. «Febrero y marzo están un poco para arriba, pero es muy temprano para decir que hay una recuperación», dijo el empresario industrial.

En una importante empresa siderúrgica, por caso, esperaban una caída interanual de las ventas de acero (un insumo de la construcción) de casi 35% en el primer trimestre frente a una base de comparación alta en 2018. En el segundo trimestre, la baja sería -según sus proyecciones- de la mitad, lo que implicaba una mejora de ventas.

En Olivos, el equipo de Rogelio Frigerio le presentó un informe a Mauricio Macri en el que afirman que se finalizarán este año 756 obras de cloacas, agua potable, urbanizaciones, pavimento, hospitales, escuelas y mejoras habitacionales. Además, se inaugurarán alrededor de 32.000 viviendas. Las rutas tendrán un fuerte impulso además con los contratos de participación público-privada (PPP). El asfalto, su principal insumo, creció 30% en marzo, informaron en el Ministerio de Transporte.

Fuente: La Nación

Suscripción a

Las noticias más importantes, una vez por semana, sin cargo, en su email.

Complete sus datos para suscribirse.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *