Palmar produce nuevos ladrillos huecos

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En el curso de los años ‘90 comenzó en los países europeos la inquietud de disminuir el consumo de energía, no sólo por lo que representa desde el punto de vista económico, sino también por los alarmantes índices de contaminación ambiental, en especial, por los combustibles de origen fósil, los más contaminantes y no renovables.

Estos conceptos recalan en el diseño y construcción de viviendas y edificios, refiriéndose prácticamente a las envolventes que demandan la mayor eficiencia posible con el propósito de conseguir un ahorro de energía (sobre todo en calefacción y refrigeración). Es así que se establecieron valores máximos de transmitancia térmica para los materiales de las envolventes, llegándose a etiquetar a las viviendas de manera similar a los electrodomésticos.

De esta forma, se desarrollan sistemas constructivos de los denominados livianos, también con materiales de muy baja transmitancia térmica que, al mismo tiempo, disminuyen su resistencia y vida útil.

 

Desarrollo nacional

En nuestro país hemos empezado a transitar este camino hace aproximadamente unos 10 años. Consecuentemente, desde el Gobierno nacional y a través de la Secretaría de Vivienda se establecen estándares mínimos de eficiencia que se ejecutarán con los nuevos planes de vivienda.

Curiosamente, en el documento oficial se establecen los nuevos coeficientes de transmitancia térmica que contemplan sólo 30 años de vida útil de la vivienda.

En mi opinión, es inadmisible que se resignen resistencia y durabilidad. Categóricamente, sostengo que una vivienda familiar, dadas las condiciones económicas y financieras actuales del mercado, debe tener una vida útil de por lo menos dos generaciones para amortizar su inversión. Es importante que todos los actores clave (Estado, profesionales, docentes y productores de materiales de construcción) trabajemos por la optimización de la eficiencia energética sin renunciar de ningún modo a eso que denominamos resistencia y vida útil.

En ese sentido, hemos desarrollado en Palmar un nuevo diseño para los ladrillos huecos portantes a tubos verticales de 18 x19x23 centímetros de cuatro cámaras de aire, llevándolo a nueve, dispuestas perpendicularmente al flujo térmico. Así, hemos reducido el coeficiente de transmitancia térmica en un 40 por ciento. Para los ladrillos a tubos horizontales 18x18x33 hemos llevado las tres cámaras de aire a cinco, con igual porcentaje de reducción. En ambos casos, la premisa fue no renunciar a esos valores de resistencia y vida útil, esenciales en la construcción de viviendas.

Fuente: La Voz

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