Grupo Codesur

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El primer ladrillo fue en el interior.

Bernardo Sosa Berrenche desarrolla siete proyectos, tres en Capital y el resto en el interior provincial. Arrancó en 2010 con edificios en Río Cuarto. Ahora desarrolla más de 125 mil m2 en toda la provincia.

Es el quinto de siete hermanos, de una familia con los problemas de la clase media. A los 16 se fue a vivir con un amigo y a trabajar por su cuenta: dar clases particulares, cortar el pasto, pintar rejas, repartir pizzas y vender celulares. Con el tiempo, el trabajo lo conectó en Río Cuarto con alguien que tenía un terreno para hacer un proyecto inmobiliario. Así, Bernardo Sosa Barreneche inició Grupo Codesur.

 

–¿Cómo llegaste al desarrollismo?

–En 2001 empecé a estudiar Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) a la noche. Repartía pizzas y ganaba 40 pesos por semana, pero daba gracias porque era difícil tener trabajo. Vendí celulares, trabajé en un estudio de cobranzas, tuve un salón de fiestas infantiles, pasé por un banco, hasta que entré a Apesa, que hace obras viales. Trabajando en Río Cuarto conocí en 2010 a una persona que tenía un lote y un proyecto inmobiliario. Hablé con un amigo que reciclaba casas para venderlas, le hice algunos cambios al plan y me fui de Apesa.

 

–A iniciar tu propio proyecto.

–Con mi amigo, que había sido mi profesor en el cole y un arquitecto que había hecho edificios, aprendí el desarrollismo y el ABC del negocio inmobiliario: un terreno con buena ubicación, edificios de uno y dos dormitorios, visitas a las inmobiliarias, buena administración, entregar y compartir la renta con los inversores. La clave es tener un fondo inversor para cada proyecto que asuma el riesgo y sostenga la venta a largo plazo.

 

–¿Cómo era el proyecto?

–Tenía 10 mil metros cuadrados, 104 departamentos. Se presentó en junio de 2011 y en diciembre se empezó a vender. Luego, entre cuatro compramos el segundo lote y así copiamos la idea.

 

–¿Siempre en el interior?

–Sí. Después conocí a los dueños de Agrícola Magdalena, de Villa María, gente seria con quienes hicimos cinco edificios y ahora iniciamos el sexto. Con el tiempo llegamos también a Río Tercero, pero antes hice algo en Capital.

 

–¿También en Córdoba?

–Con mi familia vivimos en Córdoba. En 2017 me propuse hacer algo acá y entrar en la obra pública. Cuando uno tiene una idea hay que planteársela a los conocidos y siempre alguien aporta algo más. Una inmobiliaria de Nueva Córdoba puso el lote. Luego otro aportó un terreno en Villa Allende y así arrancamos.

 

–¿Por qué la obra pública? No es común en una desarrollista.

–En ese entonces fundé Urbania, una constructora para hacer mis proyectos y obra pública. También una fabrica de aberturas, Aluport, que produce cinco mil kilos por mes y que resuelve ocho por ciento del costo de la obra. Pensaba que con Macri se venía un cambio. No se dio del todo, pero tengo proyectos con Vialidad, UNC y el Ministerio de Educación de Córdoba; por caso, tenemos cinco escuelas Proa como subcontratista de la española Makiber.

 

–¿Cuántos desarrollos tienen?

–Siete: tres en Capital, dos en Río Cuarto, uno en Villa María y otro en Río Tercero. Este último es una urbanización empezada, que el dueño no quería seguir. Prevé 80 mil metros cuadrados cubiertos y se hará en etapas, con un centro comercial. En desarrollo hay más de 125 mil metros cuadrados, casi 1.700 viviendas, la mitad para entregar en tres años.

 

–¿Es más rentable desarrollar en el interior?

–No, los precios son más bajos. Un inversor de Capital que entra en pozo logra hasta 30 por ciento. En el interior llega a 20 por ciento a 25 por ciento. Pero el productor agropecuario ya es un inversor inteligente; prefiere poner su capital en su zona porque se cansó del incumplimiento de algunos desarrollistas de la Capital. Haber empezado por Río Cuarto, a la larga, me dio una ventaja comparativa, porque el productor compra a la persona, no a la desarrollista.

 

–En estos años, quebraron varios desarrollistas.

–La clave de este negocio es no sobrevender los proyectos ni tener deuda. Un proyecto inmobiliario no cubre las tasas de interés, ni las actuales ni las anteriores. Es un mercado chico y el que no cumple es expulsado.

 

–Estuviste a punto de tomar Love Córdoba…

–No se dio. Hay proyectos difíciles de resolver por el momento y las condiciones en que se encuentran. El que compró un proyecto que está parado es un cliente herido, que probablemente sea la última vez que invierta en inmuebles.

 

–Hacia dónde va Codesur.

–El futuro está en las urbanizaciones. Queremos propuestas similares al de Río Tercero en Río Cuarto (ya tenemos el lote), Villa María, San Francisco y Capital. Propuestas con más de mil viviendas, centro comercial y financiación a 20 años. Cada uno con su fondo de inversión.

 

–Con 35 años, hiciste mucho.

–Tenemos un buen asesor, Mario von Muhlinen (ex-Arcor), que, además de ser contador, es filósofo. No sólo me enseña a ser empresario, sino también a ser buena gente y, de ese modo, los beneficios también llegan.

 

Deportista: Vida sana, ejecutivo sano

Nombre. Bernardo Sosa Barreneche (35).

Familia. Casado con María; hijos: Candelaria (6), Pilar (6) y Pedro (4).

Cargo. Presidente de Grupo Codesur.

Empleados. 200 directos y otros 200 indirectos.

Le gusta. Fútbol, golf y tenis. “Esto requiere una mente sana”, dice.

Teléfono. (0351) 461-6864.

E-mail. info@grupocodesur.com

Web. www.codesursa.com.ar

Fuente: La Voz

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