Piden reactivar la obra de la autopista Rosario-Rufino que está paralizada hace meses

Se trata de un emprendimiento vial demandado desde hace tiempo por una vasta región del sur santafesino.

La tan ansiada obra de la autopista Rufino-Rosario, literalmente paralizada desde la última gran devaluación del peso en agosto del año pasado, se encuentra en un cono de sombras en torno a su futuro. Pese a ser una reforma anunciada hasta el hartazgo por el intendente de Rufino, Abel Lattanzi, y los principales funcionarios del gobierno nacional anterior, se avanzó muy poco en los últimos cuatro años y aún es una incógnita qué sucederá con el esperado emprendimiento.

En tal sentido el diputado nacional y vecino de Chovet, Esteban Bogdanich, confirmó a LaCapital que solicitó, con éxito, una audiencia que se desarrollaría este mes con autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) para interiorizarse sobre el estado actual de la obra y plantear la necesidad de su reactivación. Es que la iniciativa surgió de un reclamo conjunto de pueblos y ciudades atravesados por la ruta nacional 33 con la vista puesta en que su conversión en autopista redundará en una mayor seguridad vial además de beneficios económicos y de otro tipo para una amplia región del sur santafesino por donde sale gran parte de la producción granaria del país.

Uno de los principales protagonistas para promover la autopista fue el venadense Ovidio Butani, quien impulsó a las fuerzas vivas del sur santafesino para conformar la comisión Plan Autopista. El bautismo de fuego de esas reuniones tuvo lugar a mediados de 2000 y pese a las trabas constantes, se pudo avanzar lentamente. Sin embargo los cimbronazos económicos, sumado a la incertidumbre por la crisis social, hizo que muchos bancos rehusaran a otorgar préstamos.

Los seis corredores viales adjudicados mediante el programa de participación pública privada (PPP), entre ellos el tramo de la Autopista 33 entre el acceso a San Eduardo y Rosario, nunca se iniciaron. Y el gobierno de Alberto Fernández analiza los pasos a seguir para no enfrentar juicios con las empresas adjudicatarias, según publicó el portal La Política On Line. La violenta devaluación de 2018-2019 hizo que ninguna de las empresas adjudicatarias, obtuviera financiación de los bancos para ejecutar las obras.

Aunque no abundan las posibilidades, una de las salidas que estaría evaluando Nación es derogar la ley que creó los PPP, para luego compensar las garantías e inversiones de las adjudicatarias y retornar al esquema tradicional de ejecución vial, financiado con fondos del tesoro nacional.

Otra alternativa sería reconvertir los contratos excluyendo los planes de financiamiento de los bancos, para que Vialidad Nacional defina un paquete de obras posibles con los fondos que pueda obtener y los peajes para su mantenimiento.

 

Sin avances

Alrededor de 80 kilómetros de la Autopista 33 entre Rufino y el acceso a San Eduardo fueron adjudicado en 2018 a la empresa Supercemento-Cartellone, pero el tramo, que no ingresó en el programa de PPP, ni siquiera empezó a ejecutarse. Se trata de la única parte del trayecto que se licitó y adjudicó mediante el sistema tradicional, es decir directamente por la DNV y con pagos de certificados de obra desde Nación.

Las liquidaciones nunca se concretaron y Supercemento no logró negociar con el gobierno nacional saliente la actualización del valor de la obra que era en 2018 de 3.700 millones de pesos con un dólar a 18 pesos. Hoy ese presupuesto ascendería a unos 12 mil millones de pesos. En la DNV están revisando todos los contratos y concesiones firmados por el macrismo, por lo que no sería de descartar que el tramo Rufino-San Eduardo de la Autopista 33 entre en ese análisis. A partir de esa revisión hasta podría caerse el contrato con Supercemento-Cartellone se caiga, de no haber acuerdo para la actualización del valor de la obra.

A fines de mayo de 2018 este diario dio cuenta de la «aparición de los primeros carteles en Rufino que anunciaban el inicio de las obras en la Autopista Ruta 33, en el primer tramo comprendido entre Tarragona —un paraje cercano a Rufino— y el acceso a San Eduardo».

Por esos días en una entrevista, que también publicó este medio, el por entonces ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, reconoció que la crisis financiera «generó algunas dificultades». No obstante se mostró optimista tras señalar que «vamos a avanzar en los próximos meses; las obras que comenzaron tendrán más ritmo y las que no comenzaron van a empezar», algo que no sucedió.

El ex funcionario ya había anunciado el 24 de julio de 2016 que «en cuatro años, las grandes obras de infraestructura en los accesos a Rosario y los puertos de la región estarán terminadas».

Fuente: La Capital (Santa Fe)

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