Concordia no tiene lugar en el mapa de los puertos entrerrianos

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Alejado de las vías fluviales del río Uruguay por falta de calado, sin vías férreas que lleguen hasta la zona portuaria dado que fueron anuladas desde la década de 90, sin profundidad en los muelles para barcazas que lleguen para transportar la producción de la zona como en Concepción del Uruguay o a Ibicuy desde donde cada tanto parten cargamentos de madera de pino o eucaliptus, Concordia no tiene lugar en el mapa de los puertos entrerrianos donde sí figuran ciudades como las mencionadas, Diamante o La Paz. Por ende, sin producción para almacenar, los galpones oscilan entre albergar ferias y eventos o ser entregados a los privados. Este es el caso de la empresa Puerto Príncipe SA, que montó una discoteca en uno de ellos cuando además debió instalar un complejo gastronómico y el segundo lo dejó sin utilizar cuando se debió haber instalado una guardería náutica. Desde la empresa señalan que la culpa de no haber montado la guardería se debió, en parte, a las inundaciones de 2015, pero también a la municipalidad que pidió el galpón para otras actividades. No obstante, desde el bloque de concejales del oficialismo explicaron que era manifiesta la inactividad que se verificaba en el galpón. “Desde el 2017 hasta el 2020 estuvo en desuso ese galpón. Pasó mucho tiempo. Hubo un convenio que se había hecho y no se ocupó”, dijo el presidente del bloque de concejales del PJ, Gastón Etchepare, a DIARIOJUNIO. La municipalidad intentó recuperar ambos galpones, pero se debió conformar con uno. Una parte medio llena del vaso que debe ser tenida en cuenta, aunque resalte más la parte medio vacía.

El apoderado legal de Puerto Príncipe, Gustavo Núñez, mediante un correo electrónico enviado a DIARIOJUNIO, señaló que las expresiones de una concejal (Carola Laner) respecto el convenio aprobado el día jueves pasado, que limita la concesión con la empresa Puerto Príncipe a un solo galpón del Puerto Concordia, “son al menos sorprendentes y con un alto desconocimiento de los antecedentes de la concesión”.

Primero aclaró que el concesionario no es Miguel Marizza sino la empresa Puerto Príncipe S.A. que se presentó a la licitación y resultó finalmente adjudicataria en el mes de octubre de 2015.

Además, según explicó, la adjudicación coincidió con los pronósticos del fenómeno del Niño que los obligaron a suspender el inicio de los trabajos hasta que exista la seguridad de su paso definitivo. “Todos recuerdan las inundaciones que azotaron la zona, catalogadas como las de mayor registro después de la famosa inundación del 59. En otras palabras, no se pudo dar comienzo a los trabajos por circunstancias extraordinarias que son de público y notorio”, indicó Núñez. Cuando el municipio denunció a mediados del año 2016 el incumplimiento del contrato, desde la empresa explicaron las razones y propusieron un plan de trabajo.

A partir de ese momento, el departamento Ejecutivo les comunicó la inconveniencia de erigir en el galpón N°1 una guardería náutica y su intención de desafectar de la concesión ese sector para darle un destino diferente. El 14 de octubre de 2016, el Ejecutivo elevó una nota al Concejo Deliberante a los efectos que ese cuerpo legislativo considere la posibilidad de firmar un contrato complementario que contemple la desafectación del galpón destinado a guardería náutica, manteniéndose las restantes obligaciones y condiciones previstas.

“Reunido el adjudicatario Puerto Príncipe S.A. con funcionarios del Departamento Ejecutivo y concejales de los diferentes bloques, se analiza la posibilidad de desafectar de la adjudicación uno de los galpones (el destinado para guardería náutica), reduciendo la adjudicación a solo uno de ellos, el que fuera proyectado para un complejo gastronómico y de espectáculos públicos. Esta posibilidad se analiza debido que, a la luz de los efectos producidos por la creciente, se pudo constatar la inconveniencia de emplazar la guardería náutica prevista en uno de los galpones concesionados, que tampoco se encuentra en el Plan Maestro Costanera en trámite de elaboración por esta gestión municipal, donde se pretende llevar adelante un emprendimiento gastronómico con comerciantes locales”, señaló en la nota Núñez.

Hasta tanto se resolviera el destino del galpón N°1, el 22 de noviembre de 2016, mediante el expediente N° 1222377, la empresa acompaño la póliza de seguro y el presupuesto detallado de los trabajos a realizar en el galpón destinado a guardería náutica, los cuales tenía previsto iniciar en el mes de septiembre de 2017 para estar habilitada en la temporada 2017/2018.

“Cuando pretendimos iniciar los trabajos en el mes de septiembre de 2017, la Municipalidad insistió con la inconveniencia de su emplazamiento y solicitó a la empresa autorización para realizar distintos eventos en el edificio. Dicha autorización se firmó con el representante del Ente Costanera por un plazo de dos años”, expresó Núñez.

Pero estando próximos al vencimiento de dicho plazo, se encontraron con la “desagradable sorpresa” de la rescisión contractual que los obligó a acudir a la justicia para suspender sus efectos (autos caratulados “Puerto Príncipe SA c/Municipalidad de Concordia s/incidente de suspensión de la ejecución de decisión administrativa”, que tramitó en la Sala Contencioso Administrativa N°2 de Concepción del Uruguay).

Frente al elocuente derecho que, aseguró, les asistía, la Municipalidad nuevamente les solicitó la posibilidad de desafectar de la concesión el galpón N°1, firmándose un acuerdo que fue finalmente tratado por el Concejo Deliberante días atrás, en el que reconocen expresamente que la firma a autorizó su uso a la Municipalidad desde el año 2017 para la realización de distintas actividades recreativas y educativas promovidas por el Ente Costanera.

“Lo que queda claro en todo esto es que la firma Puerto Príncipe S.A. cumplió en todo momento con sus obligaciones y que, en aras del bien común y una buena convivencia contractual, resignó parte de la concesión en desmedro de sus propios intereses, evaluando -dentro de ese espíritu colaborativo- desistir de reclamar el importante daño económico sufrido como consecuencia de un accionar ilegítimo de la comuna. Como sea, para la empresa es un capítulo cerrado y lo único que pretende en adelante es seguir trabajando como lo ha hecho hasta la fecha, con responsabilidad y apego a las disposiciones vigentes y obligaciones contractuales asumidas”, manifestó Núñez en la nota.

 

Instalaciones ociosas

El presidente del bloque de concejales del PJ, Gastón Etchepare, explicó que los pedidos del segundo galpón fueron en pocas oportunidades, por poco tiempo (“la Feria de Educación se hizo en dos días, se llevó todo y se vació”, acoto), y efectuados desde el Ente Costanera dado que estaba vacío. “Eran instalaciones ociosas que los vecinos veían que estaba en desuso. Se lo pedían, por ejemplo, para diversas actividades como la Feria de Educación que no había donde hacerla que se hizo ahí, eventos culturales o artísticos”, indicó.

Etchepare explicó que si la contraparte hubiese tenido algún inconveniente lo hubiera manifestado pidiendo un corrimiento de los plazos para la concreción de la concesión. “Es como que vos entregues algo de tu familia en comodato y ves que se ocupa para otra cosa. Vas a ser el primero en manifestar que hay un convenio, que hay un acuerdo”, dijo.

El edil dijo que durante tres años estuvo en desuso el galpón. “Si se ha ocupado pero no hubo objeciones ni solicitud de nada pidiendo nuevos plazos para el cumplimiento ni cuestiones así”, indicó. Respecto del argumento de la inundación, dijo que, a la semana de que baja el río, se puede limpiar y comenzar con las obras. “Pero no pasó eso. En la práctica no se vio”, dijo.

Pero la falta de cumplimiento del convenio los llevó a un punto de ruptura del convenio. El intendente anterior, Enrique Cresto, en septiembre de 2019, firmo un decreto donde remarca “la necesidad de proceder a la toma de posesión de los galpones licitados oportunamente”, por lo que se concede “que la desocupación de los mismos se realice en el plazo de quince días hábiles a partir del dictado del presente”. Pero la empresa acudió a la Justicia que falló a su favor en diciembre pasado. Por ende, desde el municipio decidieron acordar y evitar el proceso judicial para recuperar ambos galpones “por los tiempos que llevan los procesos en la Justicia”, dijo el edil. “Y para evitar los honorarios, la cuestión económica”, dijo Etchepare.

DIARIOJUNIO intentó dialogar con el bloque de Juntos por el Cambio pero dos ediles derivaron la consulta a Carola Laner porque es quien llevó la voz cantante sobre el tema en el recinto el jueves pasado. No obstante, Laner no atendió las llamadas.  En la sesión, la edil dijo que en su momento los objetores de la cesión fueron las mismas áreas del Ejecutivo por los incumplimientos que había tenido Miguel Marizza en otras concesiones de boliches bailables en Paraná (como La Toma de Agua o Puerto Nuevo) a las que dejó abandonadas. Y la inconclusa guardería (junto al complejo gastronómico) ciertamente tiene semejanzas con lo acontecido en la década del 90 con el astillero naval comprometido por la firma Puerto Concordia que nunca funcionó.

 

Actividades culturales

“Hoy el Ejecutivo no sabe qué hacer con los galpones”, sostuvo Laner en la sesión. Pero Etchepare dijo que el municipio necesita las instalaciones para realizar actividades culturales y artísticas. “Son instalaciones ociosas en un lugar estratégico de la ciudad para hacer actividades artísticas y culturales”, señaló.

Tradicionalmente, décadas atrás, en los galpones del Puerto se llevaba a cabo la Fiesta Nacional de la Citricultura. Más acá en el tiempo, los galpones fueron utilizados, como en agosto del año pasado, para llevar a cabo una nueva edición de la Feria de Educación Departamental.  Ese mismo mes se realizó la primera Fiesta de la Cerveza Artesanal.

En abril de 2018, se realizó la Expo Pascua, un evento con feria, stands comerciales, patio gastronómico y espectáculos artísticos. En 2013 comenzó a desarrollarse la Expo Madera. En 2011 se llevó a cabo la Feria Entre Ríos Alimenta. Muchas de esas ferias posteriormente se trasladaron al Centro de Convenciones de Concordia.

Los saladeros, las fábricas de conservas, las curtiembres y graserías que le dieron vida al puerto en siglo pasado quedaron en el pasado. Y otras actividades que podrán ser transportadas por barcazas, como la industria frigorífica, la vitivinicultura, la olivicultura y el citrus, también fueron declinando en las últimas décadas en la región. La pujante ciudad de otra época comenzó a languidecer. Y los galpones del puerto son un fiel reflejo de ello, navegando entre concesiones que rara vez llegan a destino.

Fuente: Diario Junio

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