Tucumán, la provincia con menos obras de infraestructura del NOA

El tren de pasajeros volvió a la capital, una buena noticia en el marco de un déficit indiscutible.

Así como Argentina ha normalizado la crisis, el déficit y la pobreza, también se naturaliza el deterioro de rutas, caminos y puentes, esenciales para el desarrollo. Lo cierto es que durante 2023, en materia de infraestructura Tucumán se mantuvo entre signos de interrogación.

Un ejemplo: basta con cruzar el límite con Santiago del Estero para comprobar el contraste. La autopista San Miguel de Tucumán-Las Termas de Río Hondo es una de las obras públicas que más se politizaron y aunque las autoridades afirman que los pagos de las certificaciones estaban al día, no hubo avances claros. Por el contrario, Santiago del Estero trabajó en esa traza.

Mientras, el panorama es sombrío en tiempos de motosierra. El presidente Javier Milei advirtió que las obras públicas sólo podrán realizarse mediante financiamiento externo o de organismos internacionales.

¿Qué se hizo?
Poco y nada. Un informe elaborado por la Usina de Políticas Públicas (IPEC) muestra que entre 2016 y 2022 Tucumán fue la segunda provincia que menos importancia le asignó a la inversión en obra pública e infraestructura. Sólo supera a Santa Cruz, el único distrito con peores estadísticas. De acuerdo con ese informe, la provincia ha destinado un 5,7% de su presupuesto a la obra pública. De ese total, por lo general se ejecuta menos del 50%. ¿Cuánto representa ese monto en el presupuesto? ¿Cómo invierten las demás provincias? El mismo informe aclara que en primer lugar se encuentra San Luis, que destinó un 37% de su presupuesto a obra pública en el período analizado. Le sigue Santiago del Estero con un 33%, y luego vienen San Juan y Formosa con un 20%.

Alejandro Danon es economista y miembro del Laboratorio de Políticas Públicas para el Desarrollo Equitativo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT. En una entrevista con LA GACETA apuntó que Argentina creció por debajo del promedio de América Latina y que Tucumán ostenta los peores índices de la región.

Los especialistas actualizaron el Diagnóstico de Crecimiento de Tucumán empleando una metodología desarrollada por Ricardo Haussman y otros autores de la Harvard Kennedy School y pudieron identificar las razones por las cuales Tucumán se encuentra estancada. El documento enumeró las principales restricciones asociadas a la falta de crecimiento de nuestro país (y de la provincia) y la baja infraestructura es el apartado que ubica en primer lugar. “Tucumán llegó a ubicarse en el cuarto Producto Bruto Geográfico (PBG) per cápita más bajo del país y tiene el tercer salario registrado más bajo entre las 24 jurisdicciones subnacionales”, puntualiza.

Sin tantas estadísticas, la falta de infraestructura es palpable para cualquier tucumano que circula por la ciudad o por el interior. Más aún para los productores, que este año se quejaron en numerosas oportunidades a causa de la precariedad de la red vial.

La Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor) lo expuso en videos, para los que recolectó testimonios y documentación sobre el tema. Allí mostraron desde puentes caídos hasta caminos en condiciones deplorables a lo largo de las rutas 321, 327 y 302.

La red ferroviaria
Descongestionar las rutas sería una buena alternativa si Tucumán contase con una red ferroviaria eficiente en funcionamiento. Pero no es así. Nuestro país llegó a tener más de 47.000 kilómetros de vías en su época de esplendor, hoy sólo son 4.600 y en malas condiciones. El tren es además, el medio de transporte más barato y eficiente. Aun así Tucumán no logra optimizarlo.

DEPLORABLE. Es el estado de la red de caminos en el interior de la provincia.
En 2019 la crecida del río Salí puso en peligro la estructura del puente ferroviario que une Alderetes con San Miguel de Tucumán. Para evitar daños peores, el servicio se suspendió en ese último tramo y el corte obligó a los pasajeros a subir y a bajar del tren en Cevil Pozo. Desde entonces las quejas de los usuarios fueron recurrentes por la falta de iluminación, el mal estado de la estación y las vías sin mantenimiento, que hacen del viaje una odisea de 31 horas.

Este año, después de mucha espera, concluyó la reparación del puente y los tucumanos celebraron el regreso de los convoyes a la estación Mitre, frente a la plaza Alberdi. Figura entre las pocas buenas noticias en materia de infraestructura.

Hablando del agua
La provisión y manejo de efluentes es otro asunto que requiere una revisión de fondo. Las últimas gestiones de la Sociedad Aguas de Tucumán (SAT) se han ocupado de parchar las cañerías rotas y seguir resolviendo lo urgente, aunque los especialistas advierten la necesidad de un diagnóstico detallado sobre la red de agua. En 2019 el entonces gerente de la SAT, Fernando Baratelli, había apuntado que en cinco años se podía sanear el servicio. Hablaba de cambiar cañerías de hasta de 100 años de antigüedad y reponer otras que directamente se desintegraron.

Pasó el tiempo y el colapso del sistema es aún más grave. Y lo que es peor, los plazos se corren. Las nuevas autoridades de la SAT hablan de 10 años más. Mientras tanto, los vecinos de innumerables barrios reclaman día a día por la falta de agua potable, pérdidas cloacales o roturas en la red. En todos los casos han llevado sus pedidos a la empresa y muchas veces llegaron a la Justicia.

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