Reciclar un departamento de los años 80: claves para una remodelación exitosa y moderna
Comprar un departamento antiguo para renovarlo se ha convertido en una opción cada vez más valorada por quienes buscan aprovechar oportunidades en el mercado inmobiliario. En especial, las unidades construidas en la década de 1980 ofrecen estructuras sólidas y distribuciones funcionales, aunque requieren intervenciones profundas para adaptarse a las necesidades actuales de habitabilidad, eficiencia y estética.
Uno de los aspectos más característicos de estas propiedades son sus cielorrasos bajos, molduras, empapelados y pisos de parquet. Para transformarlas sin caer en una estética retro forzada, especialistas en interiorismo recomiendan intervenir la “caja arquitectónica” completa: unificar muros con revestimientos neutros, rectificar cielorrasos y aplicar un sistema de iluminación moderna. Además, incorporar mobiliario de líneas contemporáneas, sin sobrecargar los espacios, permite equilibrar lo antiguo con lo actual.
Desde el punto de vista técnico, muchas de estas unidades aún conservan las instalaciones originales de electricidad, gas y agua. La renovación de cañerías (particularmente aquellas de plomo), tableros eléctricos y conexiones de gas es una condición básica para cumplir con los estándares de seguridad y funcionalidad actuales. Esta etapa requiere la intervención de profesionales matriculados y puede representar una porción significativa del presupuesto.
En términos de valorización, una reforma bien ejecutada puede revalorizar la propiedad hasta un 40%, aunque esto dependerá de su ubicación y del tipo de intervención. Los especialistas destacan que cambios superficiales como pintura o reemplazo de mobiliario pueden mejorar la presentación, pero es la intervención estructural —como la unificación de ambientes, la instalación de puertas tipo “filo muro” o la integración de cocinas con livings— la que realmente eleva el valor de reventa.
Las claves de diseño se centran en generar continuidad visual y funcional entre ambientes sin cerramientos totales, incorporar elementos cálidos como madera natural y textiles orgánicos, y aprovechar cada espacio con muebles a medida que también funcionen como soluciones de guardado. Las reformas más exitosas son aquellas que adaptan la vivienda a nuevas funciones cotidianas, como el teletrabajo o la vida familiar dinámica.
Finalmente, uno de los errores más comunes es no avanzar de manera integral. Reformas parciales pueden generar una sensación de incoherencia espacial y dejar vicios constructivos sin resolver. Por eso, se sugiere trabajar primero sobre la estructura general (pisos, muros, cielorrasos e instalaciones) y luego avanzar progresivamente en el equipamiento.
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