La construcción vive un mal momento

El sector tuvo una caída de la actividad de 3% en los primeros cinco meses del año; se despacha menos cemento, desaparecen empresas y se eliminan puestos de trabajo

Por Carlos Manzoni  | LA NACION

Cae el nivel de actividad, disminuye el número de empresas del sector, desaparecen puestos de trabajo, se reduce la venta de materiales y se derrumba el número de escrituras, tanto en la Capital Federal como en el conurbano. Ésa es la realidad actual de la construcción, uno de los motores de los que se enorgulleció el kirchnerismo en los últimos diez años, según los propios datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

La actividad de la construcción se contrajo un 4,6% en mayo (últimos datos conocidos), en la comparación interanual. Por su parte, en los primeros cinco meses del año acumula una contracción que se ubica en 3%. En lo que va de 2014 se observa una caída en todos los bloques de la construcción con excepción de «Obras viales», que avanza 1,22%. Incluso el rubro «Otras obras de infraestructura», también en parte vinculado a la construcción pública, se hundió por segundo mes consecutivo en terreno negativo y acumula una caída de 2,2%.

«La situación de la construcción de viviendas en general no pasa hoy por un buen momento, básicamente por la dificultad de la gente para acceder a un crédito», dice Gustavo Llambías, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV). «El plan oficial ProCreAr es insignificante -acota-, ya que representa sólo 10 por ciento de las 200.000 casas que se levantan por año en el país; al tiempo que el sector más rico de la sociedad tampoco invierte en ladrillos porque la coyuntura no es atractiva.»

 

Esto se ve reflejado en el mercado. En los cuatro primeros meses de este año el volumen de transacciones inmobiliarias en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ascendió a 8928, lo que representa una caída de 3,2 por ciento en la comparación con el mismo período de un año atrás, que ya había sido malo debido al pernicioso efecto del cepo cambiario.

El mal momento de la actividad, que según la consultora Abeceb.com terminará el año con una caída interanual de 3,4%, queda en evidencia también en la comercialización de su principal insumo: el consumo de cemento acumula una caída de 3,9% en la comparación interanual. Como consecuencia, el nivel de ventas de este producto quedó por debajo de los valores de 2011.

Si se analiza el consumo de cemento por tipo de envase, se ve que la disminución mensual e interanual de los despachos en «bolsa» (-10,5% y -5,4%, respectivamente) más que duplica la correspondiente a «granel» (-5% y -2,4%), lo que denota que la contracción es más marcada entre las obras privadas (residencial, reformas y ampliaciones) que en la obra pública y en los grandes emprendimientos.

El análisis del Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC), que publica el Indec, arroja también datos interesantes sobre otros insumos. La caída más significativa corresponde a las «Pinturas para la construcción», lo que haría pensar que la tipología de obra más afectada sería la vinculada a las remodelaciones y refacciones. Los «Pisos y revestimientos cerámicos», también muy ligados a esas obras, mostraron un alza de más del 23% en el primer cuatrimestre, pero su evolución está afectada por el descenso de más de 40% ocurrido en igual período de 2013.

En tanto, el asfalto tuvo una caída interanual en sus despachos de 4,6%, el cemento portland disminuyó 2% y los ladrillos huecos cayeron 0,9. Sólo subió el despacho de hierro redondo para hormigón, que creció 8,6% y que en igual período de 2013 había tenido una caída de 2,7 por ciento.

Para peor, los precios no dejan de subir. En junio, los costos de la construcción aumentaron, según el Indec, 0,9% frente a mayo. Así, para el acumulado del primer semestre del año estos costos registraron una suba de 18,9%. Los mayores incrementos se dieron en los materiales de construcción (24,9%) y en los gastos generales (21,6%). Los costos de la mano de obra, en tanto, crecieron 14,7%. Si se analiza desde junio de 2013, se puede ver que estos costos aumentaron 26,2 por ciento.

Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb.com, comenta que la construcción acusa el impacto de la suba de costos causada por la devaluación de enero y la elevada incertidumbre respecto del rumbo económico. «Para el segundo semestre esperamos una profundización de la caída en la actividad. A la retracción que están mostrando aquellos rubros vinculados a emprendimientos privados, se sumará el ajuste de la obra pública», opina la economista.

En la Argentina, es el sector privado el que impulsa la construcción de viviendas, ya que es el responsable de edificar tres cuartas partes de las 200.000 casas que se construyen en promedio por año en el país; pero, tal como comenta Llambías, si éste no tiene crédito para construir, depende de su propio fondeo. «En los últimos años, los desarrolladores privados consiguieron capital a través de inversores y de los famosos fideicomisos al costo -acota el directivo-. Pero eso sólo pueden pagarlo los sectores más ricos, que también están dejando de invertir, desalentados por la coyuntura económica local.»

Esta situación comenzó a pegar en las empresas del sector, muchas de las cuales ya desaparecieron. En efecto, según muestra el proceso de renovación anual de credenciales ante el Ieric, el número de firmas en actividad cayó. Mayo registró 17.832 firmas en esa condición, lo que representó una contracción de 12,2% respecto del nivel de un año atrás. «Ésta constituye la primera caída para un mes de mayo desde el año 2009, cuando en el centro de la crisis económica internacional desatada a partir de la quiebra de Lehman Brothers tuvo lugar una merma del 13,3%», se señala en el Informe de Coyuntura del Ieric.

No es de extrañar que esta situación haya comenzado a minar los puestos de trabajo en esta actividad, con lo que durante el mes de abril la evolución del empleo sectorial mantuvo la tendencia contractiva verificada en los meses previos. El promedio de ocupación fue de 382.216 puestos de trabajo registrados (ver infografía), un 0,5% inferior al observado en marzo pasado y un 4,6% por debajo de igual mes de 2013, según el Ieric. Con los resultados de abril se completan cuatro meses consecutivos de variaciones interanuales de signo negativo, con la particularidad de que, adicionalmente, se verifica una aceleración del ritmo de la contracción.

En tanto, el salario promedio de los trabajadores registrados en la industria de la construcción durante abril fue de $ 7048, con un incremento de 11,9% mensual y de 28,2% en comparación con igual mes de 2013, hecho que representa un importante salto en la dinámica salarial luego de la puesta en vigencia del primer tramo del último acuerdo paritario del sector. En consecuencia, el primer cuatrimestre de 2014 culmina con un promedio de remuneraciones de $ 6330, un 20% más elevado que en igual período de 2013.

POLÍTICA PENDIENTE

Llambías dice que el sector va a estar bien cuando vuelva el crédito y la inflación sea de un dígito. «Sigue pendiente una política de Estado para la vivienda; el ProCreAr es una aspirina para un enfermo terminal. Lo que se necesita es estabilidad económica, pleno empleo, inflación baja. Con eso, el sector privado se las arregla para dar respuesta a las necesidades de viviendas de la población», agrega.

Javier Rius, gerente general de Ayres Desarrollos, cuenta que hay mucha incertidumbre a la hora de vender los proyectos a los inversores finales. «Sin embargo, como desarrollador -aclara-, veo que los precios para la construcción están muy buenos, porque la crisis ha hecho que las empresas constructoras deban ajustar sus márgenes.»

En tanto, no se puede buscar una solución a este mal momento del sector por el lado de la obra pública, puesto que la billetera para impulsarla no goza de buena salud. Esteban Ymaz, socio de Ymaz Varela Abogados, estudio que asesora a varias empresas contratistas de obra pública, dice que los proyectos hidráulicos, civiles y viales están parados, porque hay una restricción de fondos presupuestarios.

Desde 2005 hasta 2010 hubo un gran flujo de fondos para la obra pública, algo que fue récord histórico, destaca Ymaz, pero a medida que aumentó la inflación, ese dinero comenzó a dirigirse más al pago de ajustes de precios que a la concreción de la obra en sí. «La inversión aumentó en términos nominales, pero el efecto de la gran inflación hizo que la cantidad de proyectos terminados fuera menor», señala el abogado.

En lo que hace a proyectos particulares, hay planes de grandes obras, como las dos centrales en el Sur o el soterramiento del Sarmiento, que están pendientes de lograr financiamiento de organismos internacionales o de bancos de desarrollo de países exportadores de capital.

Hay una luz de esperanza en lo que respecta a obras públicas, puesto que en algún momento deberá saciarse la sed de infraestructura que reina en la Argentina desde hace varias décadas. «Ahora hay una perspectiva que ilusiona, puesto que hace falta mucha infraestructura para sacar la producción del país, con lo que en algún momento se tendrá que reactivar la obra pública», estima Ymaz..

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